Llamas gemelas.

Eres alucinante, atosigante, exasperante, alucinante de nuevo.
Eres un continuum visión-pasión-amor-olvido-dolor, un proceso de escritura que posee a los lunáticos en ferviente trance de electrones y paciencia, debo beberte a sorbos, pues eres exquisito manantial inagotable de ternura-belleza-sonrisas-destellos incontrolables de insensata perdición de tus ojos y mi vida, de detalles rojos de atardeceres violeta, de tus uñas deliciosas solo rozando mi espalda en incólume e insonora sinfonía de mis piernas acometiendo con furia, ternura, fuerza, delicadeza y amor a tu receptáculo de vida, sin que terminemos nunca, sin que nos cansemos jamás, sin que la noche termine en la tarde infinita de nuestro almuerzo planeado, pues lo espontaneo solo cabe en lo fortuito de nuestra terquedad de retar al destino que se empeña en no juntarnos simplemente.
Deberíamos ser acordes disonantes, huellas en la arena de la luna, cabellos de momia, huesos de dinosaurios, inocencia infantil.
Deberíamos unirnos para siempre, en sagrado amor.