Ahorrar es destinar una parte de los ingresos a su conservación para un uso futuro. Son recursos monetarios que no se gastan de inmediato, sino que se guardan.
Tener ahorros permite disponer de fondos para cubrir gastos inesperados (reserva para emergencias), posibilita alcanzar metas financieras a largo plazo (compra de bienes de alto valor) y contribuye a tener un cierto grado de seguridad financiera (lo cual ayuda también a reducir los niveles de estrés psicológico y la ansiedad relacionados con la falta de dinero).
Una forma de iniciar los ahorros es estableciendo una cantidad mensual destinada a ese fin (algunos expertos recomiendan que sea al menos el 20% de los ingresos mensuales).
La cantidad destinada al ahorro puede ser potenciada mediante la búsqueda constante de diferentes fuentes de ingresos como pueden ser una actividad económica secundaria o un pasatiempo que pueda ser monetizado.
En cuanto a la forma de tener el dinero ahorrado lo más recomendable sería utilizar opciones relativamente seguras como lo son las cuentas de ahorro en bancos. En sentido general, el ahorro de dinero en efectivo no es la opción más segura (existe el peligro de robos, pérdidas o daños), ni es rentable (el dinero en efectivo guardado en la casa no genera intereses). No obstante, si resultaría conveniente mantener una mínima parte de los ahorros en efectivo (el 5% o menos de los ahorros totales); ya que ese pequeño monto monetario estaría destinado a cubrir gastos menores o para responder a situaciones donde se requiera el acceso inmediato a dinero en efectivo (Cash).
También una parte de los ahorros puede ser invertida con el objetivo de hacerlos crecer más rápidamente (según algunos expertos no debe invertirse más del 50% de los ahorros).
El ahorro y la inversión están estrechamente vinculados. De hecho el ahorro, generalmente, es el paso que antecede a la inversión, ya que es necesario tener dinero disponible para poder invertir.
El ahorro es un componente importante en el proceso de creación de riqueza (permite acumular capital, lo cual es la base del enriquecimiento); y la inversión es su principal mecanismo potenciador.
Un aspecto muy importante a tener en cuenta es la premisa de que siempre antes de invertir parte del dinero ahorrado, hay que realizar una investigación profunda y conocer los riesgos asociados a la opción de inversión pretendida.