Flores
En mi búsqueda del jardín perfecto
Admiré y sembré muchas flores
Unas rojas, otras rosas,
amarillas y de muchos colores.
Entre rosas y orquídeas
Vacilé mi mundo de opciones
La rosas me daban espinas
Y a mí familia le gustaban los girasoles.
En mi disgusto e insatisfacción
Desde la comodidad de mi estancia
Admiraba mi jardín
Que con tonos en alternancia
Hacían que mi casa se notara.
Luego de una mañana de poda
Con café en mano sentado me hallaba
Hasta que ví como a mi jardín, una hermosa muchacha se acercaba.
Su belleza me dejó perplejo, no paraba de admirarla
Mientras ella muy distraída, solo mi jardín miraba
Sin poderlo evitar, mi cuerpo se movió solo
Me acerqué para hablar, o al menos saludar.
Al acercarme noté que su mirada estaba fija
No a las rosas, los girasoles, las cayenas ni las orquídeas.
Al notar mi presencia, con suavidad y una hermosa sonrisa, un gesto de decencia y amabilidad
Dice "¡qué hermoso jardín! La que más me gusta es ésta que está escondida"
Dos grandes sorpresas me llevé
Que el tono de su voz llegara a mis oídos con la dulzura de una afinada melodía
Y que entre mi jardín hubiera una flor que no veía.
La dulzura de su voz y la calidez de su hablar
Me dejaron embobado y hasta sin poder respirar
Entra malabares mentales y esfuerzo emocional
Algunas pocas palabras pude articular.
Para mí sorpresa aquella bella flor que la señorita no dejaba de admirar
Era un clavel, que se ocultaba entre el rosal
El azul de sus pétalos lo hacía resaltar
Pero por las espinas de las rosas no me había atrevido a mirar.
Con cautivadora sonrisa la señorita se va
Y a mí me deja plantado, junto al rosal.
A partir de ese día no dejé de plantar
Mover tierra, cortar flores y empezar a organizar
Ahora en mi jardín ya no tengo un rosal
Ahora tengo claveles por todo el lugar.
Hoy en mi estancia me senté a descansar
Y por gracia del destino
Ya no hay una sola taza de café en el lugar.