Tuve la esperanza de que volviera, pero mis ruegos fueron inútiles, sus besos y sus caricias ya no eran para mí, su pensamiento estaba abrazado a otro querer que se robó esos sentimientos hermosos que habían nacido en decenas de días y noches de amores. Donde cada gemido era un te quiero, pero nunca llegue a imaginar que se convertirían en un adiós sin nombre. Es imposible negar que la ame con esa obsesión loca que me llevo a sucumbir en ese abismo de pasión incontrolable, quizás cuando pase el tiempo y mis ojos sin brillo no puedan mirar su rostro, desde ese instante pensare que murió ese amor que nació en un otoño, pero no resistió el Invierno dejando en el olvido al hombre que tal vez la quiso más que a nadie. Pero la sombra de otro amor me robo la única alegría que tenía mi corazón. Hasta ayer viví mi sueño de amor, ahora cansado y enfermo solo espero el llamado del Señor para irme tranquilo a ese lugar desconocido por mí, en la búsqueda de esa paz que no encontré en sus labios tentadores.
Gracias Vida por este nuevo Renacer.