Lucía

in amor •  6 years ago 

Queridos Steemers ... les pido disculpas  por traerles hoy un texto que escribí 1996, cuando lo leo hoy me dan deseos de cambarlo todo, de reescribirlo, pero le faltaría mucho de su premura y descubriminto, sería otra historia, espero no les agobie mucho.


... Estoy  parado en el borde y no sé que hacer ...

Hace cinco años yo era el clásico guajirito que llegaba a la capital con los ojos grandes de asombro,  quede claro que nací en la provincia Las Villas donde mi vida transcurrió hasta los dieciocho años con la misma consigna.

Estudiar,  estudiar, siempre estudiar.

De más está decir que ninguna mujer visitó mi cama en aquellas solitarias tardes en que mami y papi estaban aún para el trabajo y yo no tenía   más que mis libros por compañía, de eso son testigo las paredes del baño que una vez tras otra soportaron el rocío de mis culpas. 

Al llegar a la Habana, la tierra giró para mí 180º.  Y  todavía  no logro explicarme porqué empecé aquella carrera si lo que yo quería estudiar era  pintura, aunque para ser sincero, matricular en el ISA era más difícil que pasar sin permiso bajo el coloso de Rodas, y  tenía que coger algo sino me pescaba el servicio militar y terminaría siendo tractorista o un mecánico  de mierda como mi tío.

Ya en la Capital me instalé en casa de mi abuela, quien lamentablemente murió dos años después legándome todas sus propiedades.

Conocí a Lucia cuando apenas comenzábamos el primer año de Historia del Arte,  aunque no fue precisamente en la universidad donde la conocí sino  en la cola frente a un cine en ocasión de un festival de cine latinoamericano, donde la encontré junto a una amiga y le pedí que me sacara una entrada,  mi intención no era quedarme de mosca y sólo estaba  esperando sacar mi boleto para esfumarme del lugar, sin embargo la aparición de un involuntario samaritano, la libró de la amiga para llevársela lejos en un abrazo y dejarnos solos, entonces fue que Lucia se percató de mi existencia y nos pusimos a hablar.

El padre de ella ocupaba un cargo importante en el gobierno  o algo así por el estilo, la madre también era dirigente. Con el tiempo me percaté  que tuvo desde niña una vida feliz, el mundo a su alrededor era  simple, sólo tenía que desear las cosas para que estas vinieran a posarse en sus manos  y  sus deseos no tenían  fronteras.

Aquella noche fue suficiente para enamorarme sobre todo porque terminó a las tres y media de la madrugada en el portal del chalet donde vivía, hora a la que llegó el padre del ministerio he hizo evidente mi partida.

 Continué viéndola cada día en la escuela, hablábamos bastante, de forma tal que yo sentía  ganarme poco a poco el brillo de sus ojos.  Con frecuencia, arrastraba mi brazo hasta sus hombros al caminar juntos rumbo a Coppelia y también fui blanco para sus besos y alguna que otra mordida en la mejilla, pero a pesar de todo me fui dando cuenta poco a poco de que las cosas no pasaban de una íntima amistad, nunca me tomó en serio, más bien yo era el hermano que no conocía y que las malas lenguas regaban que su padre tenía por allá por Camagüey.

A pesar de declararle varias veces mi amor, nunca me aceptó, en esos momentos era impredecible, podía perderse en carcajadas o aparentar seriedad y reclamar mas respeto o sencillamente ponerse triste rozar levemente sus labios con mis labios y abrazarme, pero finalmente sus palabras eran siempre las mismas.

Decía que entonces dejaría de ser su amigo y que no podía perder mi amistad, alegato tal que nunca aceptaba y menos aún comprendía, sólo hoy después de algunos almanaques, creo comprenderla, no obstante, aquellas palabras siempre me mantuvieron a raya.

Lucía me duraba sólo en los turnos de clase en la mañana y cuando había alguna conferencia por las tardes, luego desaparecía en un auto negro que enviaba su padre por ella. 

Día a día me convertí en su confidente, valorábamos incluso sus novios, que por cierto siempre eran hijos de fulano o mengano, pero en fin yo hacía de todo para tenerla cerca, podría decir que sentía satisfacción de ser al menos, eso, alguien a quien ella tenía a mano siempre, que la escuchaba y salvaba de sus tropiezos.

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En  una oportunidad a mediados de tercer año supo lo que significaba fumar marihuana y como mezclar calmantes con bebidas, por desgracia tales cosas le gustaron.

Cierta vez  a fines de Mayo, recibí una llamada tarde en la noche, una voz desconocida me pedía que fuera a buscar a Lucía a Guanabo, Pasaban ya las 12:30 AM   cuando llegué al lugar, donde quien se dijo su amiga, prácticamente me la lanzó encima alegando que tenía que salir y no podía dejarla sola en la casa .

Lucía apenas se sostenía en pie, su ropa estaba algo maltrecha y descuidada, -  Se pasó un poco de tragos - Fue la única explicación que recibí de aquella amiga, cuya  actitud casi me  exigía que desapareciera con Lucía  tan pronto como me fuera posible.

La traje para  mi casa,  ella estaba narcotizada y borracha, ya me conocía los síntomas pero nunca antes la había visto en tan mal estado, su cuerpo olía  a  sudores ajenos  y  raros fluidos.  Acomodé  su cuerpo desnudo en la bañadera  y le mojé todo el cuerpo con agua tibia,  lavé con cuidado cada rincón de su piel mientras algunas lágrimas saltaban de mis ojos, no sabría explicar si por despecho o por indignación pero un dolor profundo me laceraba trenzando hacia mi garganta un poderoso nudo. El correr del agua por su piel la reanimaba un poco  pero aún su turbación era grande.

Luego de secarla la acosté en mi cama y me fui a la cocina para hacerle un café fuerte,  de regreso al cuarto me la encontré más lúcida, se tomó el café y comenzó a sollozar,  luego lloró mucho y me abrazaba, hiriendo mi  pecho con la desnudes de sus pequeños senos ,  decía tener frío .

Después comenzó a contarme de la orgía pasada y noté no sin cierta decepción que sus palabras ocultaban  algo de placer,  a pesar de reconocer lo lejos que había llegado en aquella oportunidad, después se sintió más calmada y me pidió que me acostara a su lado abrazándome  yo me encontraba en un estado casi febril pero procuré asimilarlo y  me quedé a su lado el, resto de la noche .

Cuando por la mañana  salió de mi casa  parecía otra, o más bien se parecía  a  ella.  Ese día no fui a la escuela, me senté en la sala con un libro abierto en las manos,  para justificarme a mi mismo mi inmovilidad.  Valorando mi tiempo comprendí que me estaba quedando solo,  mis amigos no me trataban como antes, recordaba con indignación que un día descubrí que a mis espaldas me tildaban de "flojo",  incluso el propio Rafael, el único primo que tenía  por parte de padre,  llegó a decírmelo en una oportunidad, dando por sentado que esto constituía un motivo para soslayarme, fueron momentos terribles pero yo siempre lo solucionaba todo escudándome en mi amor hacia Lucía.

Aquello fue el comienzo de lo que luego sería un rosario de  escandalosas crisis de las que yo procuraba sacarla siempre  pero iba cada día peor.   A través de los años di mi sangre para sus legrados y su asistencia en las conferencias, estuve siempre a la vista, con el hombro cerca peldaño a peldaño,  a veces la aborrecía  pero más  tarde regresaba por ella,  mis sueños estaban demasiado comprometidos con su causa y no resolvía librarme de ellos.

... Podría  ahora no estar aquí entonces quizás el viento me dejara abrir los ojos ...

Lucia faltaba a muchas clases  y apenas aprobaba las asignaturas, sólo ser hija de papá le  facilitaba la continuidad  de los estudios y claro está el natural brillo de su inteligencia.

Cuba cambiaba y las fiestas de  mi amiga se hacían más frecuentes, comenzaron a aparecer extranjeros y extranjeras que  babearan su cuerpo y pagaran sus vicios, se perdía varios días para luego regresar a mi casa  ojerosa y con algunas libras de menos,  entonces lloraba horas enteras y dormía mucho,  pidiéndome siempre que abrazara su desnudez.

En una de esas oportunidades vinieron a verme dos agentes del vestidos de civil, preguntaron por ella y yo no supe que decirles a pesar de sus insinuaciones, pues  de cualquier forma desconocía su paradero.

No la vi más  en seis meses por lo que no pudo graduarse conmigo en julio, yo anduve muy preocupado culpándola y perdonándola  a  la vez  para  mis adentros,  en el fondo sólo quería volver a verla  y  de cualquier manera,  tuve la suerte de ver cumplidos mis deseos  pues hace poco supe de ella casi por casualidad y fui a verla.

Estaba acostada,  no dijo nada cuando me vio entrar, fue la primera vez  luego de seis largos meses, la noté fría y distante,  pero la enfrenté,  le lancé  a  la cara toda su desconsideración, le dije muchas cosas y al final que damos nuevamente en silencio.

Sólo unos minutos después cuando deslicé mi mano por sus hombros, noté sus ojos opacos, entonces tiré con fuerza de la sábana  que la cubría para tenerla nuevamente desnuda ante mi. Atravesando el vientre y naciendo justo encima del pubis, había una cicatriz, alguien hacia dos años la había contagiado con una extraña enfermedad que la llevó a que le extirparan los ovarios y el útero en una complicada operación.

 ... Estoy parado en el borde, abajo todos son como hormigas locas ...

Ella pasó días terribles donde no se reconoció a sí misma sin embargo se acordó de mi, ahora todos afirman que muchas veces, y que hasta en sueños me mencionaba y sonreía infantil abrazando mi espacio vacío  en medio de la fiebre.

 ... Siento sus palabras llamando a la puerta, un paso más y volveré a verla,  escucho voces a mi espalda, alguien que me grita, exigiendo algo imposible, que no abra que no la vea, que me aleje.

No creo tener opción y doy el paso adelante hacia la puerta que se abre lentamente y siento el aire entrar a través de ella, pero no veo a Lucia y entonces grito, el aire sigue pasando, las horas las ventanas. No importa ya que no venga a verme, yo la voy a buscar la buscaré entre los años.

La calle se acerca mucho ...

Se que no me va a volver a mirar como antes, se que ya no me contará sus cosas, por eso salté desde la cornisa ( a pesar de los gritos y de todos ) a reunirme con ella, a quien todavía recuerdo ver allí, fría, tendiéndome la mano, muerta.

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