«Lamentablemente… Te cruzaste conmigo!» ♥

Los seres humanos solemos cruzarnos con personas y situaciones lamentables, desde tiempos inmemoriales. De hecho, si chequeamos los antecedentes, encontraremos personajes relevantes a través de la historia que también sufrieron esta clase de… «males», por así decirlo. Y es que, todos los seres humanos, por más fuertes o invencibles que seamos o nos creamos, tarde o temprano encontramos a nuestro «Némesis»; esa persona, lugar o cosa que, por más que luchemos contra él o ella, siempre nos hará sucumbir ante su poder, y nos hará los más débiles ante su presencia/existencia.

Realmente no importa cuán fuertes o invencibles seamos o creamos que somos. Nadie es tan fuerte como para escapar de la ley del más fuerte sobre el más débil. Alguien, en algún momento de nuestra vida, nos hará débiles ante su poder.

Por ejemplo:

Primero, tenemos el caso, jocoso por supuesto, del profeta Mahoma, quién después de tanto tiempo de esperar a la montaña… Se cansó y terminó yendo él hacia ella.

Seguidamente, encontramos también el caso de Goliath, un gigante guerrero sin igual, con una fuerza descomunal, que tenía azotado al pueblo de Israel. Pero un buen día, llegó un pequeño y humilde muchacho de nombre David, que aunque no contaba con la fuerza del gigante, si contaba con una gran inteligencia, sabiduría y astucia. David tomó una simple roca, no más grande que su puño, la adentró en una especie de lo que hoy llamamos resortera, le dio unas cuantas vueltas para ejercerle fuerza centrífuga, y la aventó hacia la cabeza de Goliath; el cual cayó, dejándolo en el sitio… Muerto.

Pero por último y no menos importante, si de cruzarse con personas lamentables estamos hablando, no hay quién, mejor que el Supra Greco-Guerrero, Aquiles. Guerrero de guerreros, todos se sometían no sólo al acero de su espada, sino también a sus excelentes dotes de pelea. No había batalla que Grecia enfrentara, librara, sin solicitar el apoyo de Aquiles, pues era literalmente invencible, y digo era, porque al final, simplemente no lo fue. Una sola flecha, proveniente del joven Troyano, Paris, en su talón, lo hirió; y esa sola flecha causaría el efecto trágico de su muerte.

En estas tres diferentes historias, podemos observar, como a través del tiempo han habido personas que se toparon con sus Némesis. Unos terminaron cediendo; otros terminaron sin vida.

Pero afortunadamente, la vida no terminó allí con esos acontecimientos. Y aunque, aún ese tipo de historias se repiten, como un ciclo interminable, como un bucle eterno, no todas tienen porque terminar siendo negativas.

Hoy tenemos historias de personas que:

1- Nacieron siendo fuertes por defecto, y nada ni nadie les daña o afecta.

2- A partir de experiencias negativas, terminaron fortaleciéndose para que nada ni nadie les dañara de nuevo.

Ambos tipos de personas se pasan la mayoría de su tiempo, de su vida, siendo o intentando ser fuertes ante cualquier situación, incluso ante cualquier sentimiento, con que se crucen, sin saber que algún día se pueden encontrar con personas que:

1- Con tan sola una mirada, los pueden volver tan vulnerables e indefensos como un bebé.

2- Con tan solo una respuesta, les hacen cambiar todas las preguntas que habían recabado a lo largo de sus vidas. Y ni hablar de cambiar sus propias respuestas.

Rompiendo así, todos los esquemas y estadísticas que llevaban hasta ese momento. Tal cual como es ahora tu caso; porque

«Lamentablemente… Te cruzaste conmigo!» ♥