Análisis Semiológico de Amores Perros

in analisis •  7 years ago  (edited)

Hay dos caminos para el Cine o por lo menos hay dos principales. 1- El Cine entendido como evasión suprema como opio para el pueblo, empleado de la misma manera que los romanos completaban su circo y con los mismos objetivos: adormecernos, hacernos creer que otra existencia es posible !allí, afuera! y hacernos pensar que nos merecemos una vida mejor … !concretamente la vida que aparece en pantalla! Un Cine que nos proporciona bienestar intelectual, gracias al cual estamos encantados de formar parte del a raza humana, esa díscola entrañable. 2.- El Cine entendido como espejo más o menos nítido, de esta realidad, y ninguna otra, porque no vamos a conocer ninguna otra. Un Cine que no intenta reconciliarnos con nosotros mismo, ni hacernos mejores, ni lograr que aprendemos algo, ni pretende otra cosa que no sea retratarnos tal cual somos: frágiles, violentos, imperfectos mortales.Visceral, profunda, dura, violenta, lírica, bella, intrincada, circular, laberíntica, sobrecogedora, sangrienta, paroxística, sentida, desgarradora, personal, salvaje, pura, chocante, tremendamente realista. Ilustra lo jodida que puede ser esta vida que transitamos, nos habla de cómo todo está conectado, como si todo nuestros actos y acciones estuvieran enlazados en un ¡TODO!Alejandro Gonzales Iñárritu filmó con su ópera prima una obra maestra incontestable, una genuina visión de la vida, su belleza es directamente proporcionalmente proporcional a su dureza , su lirismo sólo es comparable a su salvajismo, la cantidad de lágrimas es tanta como la sangre derramada !tanto de los perros como de las personas! paradójicamente: ¡éstos últimos sufren tanto o más que los primeros en esta película!,,,. GUILLERMO ARRIAGA FIRMA EL TEXTO SOBRE EN QUE SUSTENTA LA PELÍCULA COMO: ¡un sublime guion, un prodigio de narrativa dinámica y premiosa!

De cohesión interna perfecta, de plasmación pura del sentimiento humano, de profundidad y complejidad en los personajes es por ello uno delos pilares mejor cimentados sobre los que se sustenta la película junto con la sublime y vibrante dirección de Iñárritu ¡de una sensibilidad extrema!

Pero si hay algo de lo que puede presumir Amores Perros es de una cosa: pasión. Es una película de una fuerza inusitada, la vehemencia y el amor con el que está hecha se nota, es algo casi palpable en cada plano. Se aprecia, se respira en todo, se desprende de cada uno de sus fotogramas.

Y, es esa pasión la que te coge del cuello y te arrastra durante 150 minutos para no dejarte ni un solo segundo, te atrapa y para bien o para mal ¡no te deja indiferente!Estamos en Ciudad de México, y tenemos a tres personas: Octavio, Valeria y El Chivo. Ninguno de ellos se conoce, pero sus vidas van a colisionar violentamente, nunca mejor dicho, en un ¡brutal accidente

de tráfico!...

Este es el suceso principal. El corazón, el centro de la película, desde el cual se articula las tres tramas en las cuales se divide la película, centradas respectivamente en los tres protagonistas citados anteriormente.De cualquier sentimiento que pueda brotar del alma humana, desde el más enfermizo y detestable: la indiferencia y casi el odio que se profesan dos hermanos, como el asesinar por dinero, la traición a un compañero hasta el más noble y bello, el ¡amor, el intento de redención y la amistad!...

      De esto, y de mucho,  muchísimo más habla,  en mayor y menor medida esta obra de arte, no obstante, es curioso, casi magistral ese entendimiento, esa  conexión,  ¡esa simbiosis entre  hombre y perro que aparece en la película y que  intuimos por el título!... 

Iñárritu consigue que ambos sufran lo mismo y que casi parezcan uno el reflejo del otro, como si de una irónica metáfora se tratase, la del perro que mata, la del perro que está encerrado entre cuatro paredes sin poder salir, cosa ¡que evoca a la propia situación de su dueño!...

Es inabarcable la fuerza y rotundidad con la que esta obra toca el corazón del espectador. Además, ¡Amores Perros! es una película de actores, aquí es donde vimos por primera vez y disfrutamos del magnetismo de "Gael García Bernal" y su turbadora fuerza, borda el papel de Octavio un joven vitalista y enamorado de su cuñada con un final dolorosísimo.

 Goya Toledo cumple un papel difícil, de una carga dramática fortísima, del que sale  bien parada aunque un par de escalones  por debajo de las  magistrales creaciones de sus compañeros 


     El  desconocido y enigmático "Emilio Echeverría"  nos regala  una interpretación sobrecogedora como  el "Chivo", un sicario  vagabundo, taciturno y misterioso, que guarda  una extraña  relación  de afecto  con los ¡perros que  no es otra cosa  ¡que ansias  por una familia  que tuvo  una día  pero perdió! 

De antología sus últimos diez minutos de interpretación "Gustavo Santaolalla" pone la música perfectamente, con unos acordes con la guitarra eléctrica desgarradores, de los que se mimetizan con la imagen de una manera increíble, además de la perfecta utilización de las canciones, en especial, la memorable escena con el “Lucha Gigantes” de Nacha Pop.

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