Antiguo Testamento; trayecto de las traducciones del Tanaj a Septuaginta y Vulgata

in antiguotestamento •  8 years ago  (edited)

El Tanaj se tradujo al griego, aproximadamente el siglo III a. C. El texto se tradujo para el uso de las comunidades judías que residían en las colonias griegas del Mediterráneo. La versión resultante se conoció como Septuaginta.

Septuaginta.

La Septuaginta o Biblia de los Setenta (LXX), fue el texto utilizado por las comunidades judías e israelitas de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griega. Contiene importantes variaciones y adiciones con respecto al texto canónico de la versión hebrea. La Septuaginta, junto con el Tanaj, constituye la base y la fuente del Antiguo Testamento de la gran mayoría de las Biblias cristianas.
Aunque no se conoce exactamente la fecha y el lugar de estas traducciones, los estudiosos proponen que una escuela de traductores se ocupó de verter el Libro de los Salmos de David, en Alejandría, hacia el año 185 a.C. Más tarde tradujeron los Libros de Ezequiel y Jeremías, así como el Dodecaprofetón, o Libro de los XII Profetas [Menores]. Más tarde tradujeron los escritos históricos: Josué, Jueces y Reyes, y, luego, finalmente, el Libro de Isaías. El Libro de Daniel fue traducido alrededor del año 150 a.C.. Algunos eruditos sitúan en Palestina, durante el Siglo I de la Era Cristiana, la traducción al griego de los libros de Ester, Rut, Eclesiastés, Lamentaciones, y el Cantar de los Cantares, acaso por Aquila.
Los escritos y textos hebreos y arameos, que sirvieron de base para la formación de la Biblia Septuaginta, carecían de gramemas dotados de valores fonéticos vocales, capitalización (alternancia mayúsculas/minúsculas), signos de puntuación y acentuación, algunos ciertos tipos de conectores lógicos, y algunas conjunciones, artículos, prefijos y sufijos adverbiales y/o preposicionales. Más tarde, se agregaron al idioma hebreo algunos signos con valores fonéticos vocálicos, surgiendo así el llamado Texto Masorético. Estos antecedentes podrían contribuir a explicar algunas diferencias interpretativas entre la Biblia griega de los LXX y el texto hebreo-arameo conocido, y el hecho de que algún tiempo después, en ambientes judíos, algunos revisores hubieran procedido a tratar de “corregir” la Biblia Alejandrina a fin de asimilarla a este último.
Esta compilación de textos y de escritos sagrados judíos traducidos al griego fue, desde un principio, bastante socorrida para ilustrar la fe de las comunidades judías e israelitas de la Diáspora, permitiendo el acceso a los textos sagrados de sus padres y ancestros a las comunidades de israelitas piadosos que no hablaban hebreo, ni arameo.
A pesar de ser la versión de uso común en la iglesia de su día, y endosada por padres antiguos incluyendo Agustín de Hipona (354 – 430 d.C.), Jerónimo de Estridón (c. 340 – 420 d.C.) no utilizó la Septuaginta para redactar la Vulgata latina, el texto canónico de la religión católica, optando más bien utilizar el texto hebreo Masorético.
La Vetus Latina, es la versión latina utilizada antes de la Vulgata. La Vetus Latina, no fue traducida por una única persona o institución y ni siquiera se editó de forma uniforme. La calidad y el estilo de los libros individuales variaban. Las traducciones del Antiguo Testamento provenían casi todas de la Septuaginta griega.
La Vulgata es una traducción de la compilación de los libros sagrados o Biblia al latín, realizada a finales del siglo IV (en el 382 d.C.) por Jerónimo de Estridón. Fue encargada por el papa Dámaso I dos años antes de su muerte (366-384). La versión toma su nombre de la frase vulgata editio (edición para el pueblo) y se escribió en un latín corriente en contraposición con el latín clásico de Cicerón, que Jerónimo de Estridón dominaba. El objetivo de la Vulgata era ser más fácil de entender y más exacta que sus predecesoras.

Vulgata.

En la Edad Media la Vulgata sucumbió a los cambios inevitables forjados por el error humano, en el copiado incontable del texto en los monasterios a través de Europa. Desde sus días más tempranos, las lecturas del Vetus Latina fueron introducidas. Las notas marginales fueron interpoladas erróneamente en el texto. Ninguna copia era igual a la otra. Cerca del año 550, Casiodoro hizo la primera tentativa de restauración de la Vulgata a su pureza original. Alcuino de York supervisó esfuerzos para copiar una Vulgata restaurada, que él presentó a Carlomagno en 801. Tentativas similares fueron repetidas por Teodulfo Obispo de Orleans (787? - 821); Lanfranc, Arzobispo de Canterbury (1070-1089); Esteban Harding, el abad de Cîteaux (1109-1134); y del diácono Nicolás Maniacoria (sobre el principio del siglo XIII).
Aunque el advenimiento de la imprenta redujo mucho el potencial del error humano y aumentó la consistencia y la uniformidad del texto, las ediciones más tempranas de la Vulgata reprodujeron simplemente los manuscritos que estaban disponibles fácilmente para los editores. De los centenares de ediciones, la más notable es la de Mazarin, publicada por Johannes Gutenberg (1398-1468) en 1455, famosa por su belleza y antigüedad.

Biblia publicada por J. Gutenberg, siglo XV.

En 1504 la primera Vulgata con variantes de lectura fue publicada en París. Uno de los textos de la Biblia Políglota Complutense fue una edición de la Vulgata, hecha con los manuscritos antiguos y corregida para convenir con el griego. Erasmo (1466-1536) publicó una edición corregida y cotejada con el griego y el hebreo en 1516. En 1528, Robertus Stephanus (1503-1559). La edición crítica de Juan Hentenius de Lovaina siguió en 1547.

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