GLORIA LA ENFERMERA QUE SE FUE A TRABAJAR EN LAS MINAS POR LA CRISIS EN VENEZUELA

La señora Gloria es una Señora que vive en Santa Cruz del Orinoco, en El Municipio Monagas- Venezuela. Es enfermera de profesión, tiene un hijo de condición especial Tito un niño de 16 años el cual es ciego de nacimiento y además es paralítico ,sin embargo la señora Gloria es una mujer de un carácter alegre y jovial, a pesar de que para cualquier persona esto pudiera considerarse como una tragedia.

La señora Gloria para poder redondear algo más de dinero y complementar su sueldo, se dedica a la venta de carne de ganado y pescado, así como verduras y cualquier otro negocio. Elabora helados en su casa y vende casabe. Ella es Madre y Padre, dado que el padre del niño al momento de nacer, los abandonó desentendiéndose totalmente de la responsabilidad del niño.

En virtud de la crisis del efectivo y el aumento desenfrenado de la inflación, la Señora Gloria, se ve obligada a tomar la decisión de renunciar al cargo de Enfermera, que vino desempeñando desde hace aproximadamente 5 años en la pequeña población de Santa Cruz del Orinoco, donde era una de las tres que laboraban en el Dispensario. El al Pírrico Salario de Enfermera que devengaba, el cual no le permitían ni siquiera adquirir un paquete de arroz, porque cada quincena de la señora Gloria apenas llegaba a 1500.000.,00 bolívares. Decide abandonar la pequeña población de Santa Cruz, lugar donde era muy apreciada en la comunidad por ser una persona de buen corazón, siempre presta a ayudar y a colaborar con los más necesitados.

La señora Gloria se traslada hasta la población del Manteco, en el estado Bolívar de dónde es originaria, y allí reside su familia quienes se dedican al negocio de la minería, una actividad que tiene mucho auge en esa zona. Allí comenzó a trabajar con sus hermanos en una de las minas, en las cuales laboran atendiendo a la cocina, porque ella tiene experiencia como chef, dado que allá en Santa Cruz del Orinoco, tenía un pequeño restaurante.

Pero todo no es color de rosa, durante los primeros meses la señora Gloria se dedicó a la cocina, todo estuvo marchando bien hasta que lamentablemente enfermó con Paludismo, lo que la obligó a regresar a la población del Manteco para reponerse de esta enfermedad. Lamentablemente se complicó debido a la escasez del tratamiento para la cura del paludismo.

Durante tres días consecutivos debió realizar una colas desde las 3:00 Am hasta la 1:00 Pm, porque eran demasiadas personas en busca del tratamiento, el cual era insuficiente, para tanta gente. Lo más lamentable es que escasea en los dispensarios o módulos de sanidad, pero personas ajenas a ellos los venden aprecios exorbitantes y muchas veces el medio de pago exigido es el oro.
Así como la señora Gloria, muchos venezolanos han se han desplazado hasta estas zonas mineras, que se le conocen aquí en Venezuela como el arco minero, complicando aún más la situación de estos lugares, por los focos de enfermedades que se han desatado, como es el caso del paludismo y la Malaria; y por la ausencia del debido a tratamiento han habido algunas muertes, de las cuales poco ha documenta do el gobierno. Porque realmente se desconocen las cifras reales del índice de mortalidad por estos motivos.

Pocas personas cuentan sobre la realidad que se vive en estas zonas. De hecho hay personas inescrupulosas las cuales se encargan de entusiasmar y deslumbrar, con cuentos e historias, especialmente a jóvenes sin experiencia. Hablándoles de ganancias excesivamente fáciles; y rápidas por dedicarse a esta actividad, cuando la realidad es que muchos llegan inclusive a perder la vida en estos sitios, por aventurarse sin conocer la realidad.

De hecho ha habido muchísimas muertes por enfrentamiento entre las bandas o grupos que controlan este negocio. Lo cual ha sido noticia en los diferentes medios de comunicación, Se habla de mucha gente que desaparece y nunca se vuelve a saber de ellos porque son enterrados en las mismas minas. Una consecuencia de esta actividad es la destrucción del medio ambiente y nadie hace nada por evitarlo