Es libre, quien aun estando en habitaciones con barrotes y candados puede echar a volar sus sueños, esparcir su voz y replicarla en los ecos de la gente, es libre quien no encierra la esperanza, quien tiene mente abierta e ilusiones aun frente al verdugo.
Pero tú que caminas con temor y desconfiando del mundo y el solo roce de hojas activa paranoias, no eres libre, el que espera las migajas de un sistema y termina sus pasos en las colas, ese no es libre, pierde su libertad el que por temor no practica ni exige sus derechos.
La libertad más que una palabra es un sentir, es el roce de la brisa de la vida en calidad sobre un cuerpo vestido a nuestro antojo, gobernado por mente que piensa como quiere y no como le imponen, Se nace libre y el mantenerse libre es tu albedrío, pero no hay derecho que por tu no querer serlo, tus hijos y tus nietos pierdan su libertad porque entregaste sus sueños y futuro.
La palabra de Dios nos dice en Levítico 25:10:
“Así consagraréis el quincuagésimo año y proclamaréis libertad en la tierra para todos sus habitantes. Será de jubileo para vosotros, y cada uno de vosotros volverá a su posesión, y cada uno de vosotros volverá a su familia.”