En la década de los noventa, Caracas, Venezuela, se caracterizaba por ser uno de los países más vanguardistas de latinoamérica, esto a pesar de sus gobiernos "ineficientes" que comparado con la actual gestión hoy serían una maravilla.
En la década de los noventa la economía del sector privado aún se podía considerar estable y pujante, hecho que se evidenció en la construcción de modernas obras de arquitectura, edificios privados de oficinas y centros comerciales, una a una labraban la vanguardia de la ciudad de Caracas.
Por supuesto, con la llegada del socialismo del siglo XXI todo comenzaría a cambiar, especialmente a partir del 2002, ya que luego del paro petrolero el régimen político adoptó una postura autoritaria y totalitaria de corte comunista.
De esta forma no tardaron en llegar medidas políticas propias del comunismo, entre las que destacan, la toma de todos los poderes del estado (que deberían ser autónomos e independientes), el control de los medios de comunicación, el control de los medios de producción nacional, tanto nacionales como privados (con el fin de tener un control sobre la economía del país), no es de extrañar que una de las medidas adoptadas fuese el ataque a la empresa privada a través de las expropiaciones.
Es así como paulatinamente la construcción privada en Venezuela comienza a disminuir, y peor aún cuando un país comienza a caer en crisis económica, esto no solo se refleja en la carentes construcciones, también se percibe en el mantenimiento de las ya establecidas.
La infraestructura de un país "democrático" está conformada tanto por la inversión privada como pública, sin embargo, la inversión privada usualmente es más notoria que la pública, esto se debe a que los privados se traducen en muchas organizaciones que han tomado diversas iniciativas para construir, mientras que el Estado, además de ser un único ente, por lo general sigue una tendencia, no solo en el estilo de la arquitectura o urbanismo, sino en el proyecto. Es por ello que cuando el motor constructor privado se paraliza, también lo hacen las edificaciones, y peor aún el mantenimiento y la conservación estética de las ya existentes. Si esta paralización es por años y décadas, evidentemente la vanguardia y la modernidad van quedando paulatinamente relegadas.
La historia de la humanidad nos ha demostrado que cuando los procesos comunistas han sido llevados a la prácticas siempre conducen a estas naciones a la destrucción, primero del aparato de producción nacional privado y público. Por ende, no es de extrañar que las infraestructuras de estas naciones se vean tan afectadas y se van quedando estancadas en el pasado, y todo tiene su raíz en una estrategia de dominación social donde los regímenes comunistas o "socialistas" pretenden tener el control total de la sociedad.
Si un gobierno democrático y medianamente sensato no puede mantener la infraestructura de un país por si solo, mucho menos lo harán los regímenes comunistas que como agregado tampoco tienen la intención de hacerlo.
La Habana, Cuba (comunismo)
Hanoi, Vietnam (comunismo)
Shanghai, China (comunismo de libre mercado)
Sydney, Australia (democracia y libre mercado)
New York, EEUU (democracia y libre mercado)
Volviendo al caso venezolano, Caracas a pesar de ser la capital de un país con sus "problemas" políticos-sociales se destacaba por poseer una arquitectura sólida, moderna en crecimiento y evolución, incluso de referencia para el continente Latinoaméricano. Sin embargo, esta nueva modalidad de comunismo conocida como el "socialismo del siglo XXI" ha detenido el desarrollo que venía teniendo la arquitectura caraqueña en los noventa. Un ejemplo de ello es el Sambil de la Candelaria que fue expropiado por el régimen comunista, y hoy por hoy no tiene una función productiva para la comunidad caraqueña.
Pero lo que sorprende ver que a pesar de que la ciudad de Caracas lleva casi dos décadas sometida por un régimen de corte comunista, aún se puede apreciar una arquitectura que se niega a morir, incluso que se niega a dejar de ser moderna, y esto debe tener mucho que ver con la resistencia del sector empresarial privado.
El destino de la arquitectura e infraestructura caraqueña depende de un cambio un cambio político que conlleve a esta noble nación de regreso a la democracia, a la libertad en todas las áreas, especialmente la económica y con seguridad la arquitectura e infraestructura caraqueña volverá a estar a la vanguardia.
Marcelo Durán.
LinkedIn: linkedin.com/in/marcelo-durán-7a193860/
Gracias.