Primeras pinturas americanas.

El hombre primitivo, tanto en el Viejo Mundo como en el continente americano, comenzó pintando figuras humanas y zoomórficas, que revestían carácter mágico, en las rocas de las cuevas. Los hallazgos de arte rupestres americano del Paleolítico se concentran en cuatro focos: Baja california, Brasil, Andes centrales y Patagonia. Esta última área reviste de gran importancia: se han podido diferenciar siete estilos en los cientos de ejemplaros que han llegado hasta nosotros. El más antiguo es el que corresponde a las pinturas de manos o pies, estilo muy difundido en la Patagonia, pero ni mucho menos exclusivo de esta región. La Cueva de las Manos, que data del 7300 a.C., es el mejor ejemplo.

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Las cuevas de Brasil.

El arte rupestre de Brasil sigue despertando incógnitas entre los investigadores, tanto a la hora de clasificarlo temáticamente como cuando se intenta determinar su cronología. De este conjunto de hallazgos, muy abundantes en la actualidad, destacan las cuevas del Paraná y las de la región de Lagoa-Santa (estado de Minas Gerais), donde abundan las figuras animales representadas en escenas de caza. En cambio, en el Parque de Siete Ciudades (norte de Piauí) predominan los motivos abstractos.

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El arte olmeca.

De todas las artes, los olmecas –la primera de las grandes civilizaciones que asentaron en el antiguo México- cultivaron especialmente la escultura. Sus manifestaciones artísticas más notables son las llamadas cabezas colosales, esculturas de proporciones gigantescas –hasta tres metros de altura y diez toneladas de peso- realizadas en piedra. Su realismo, delicadeza y fuerza expresiva aún causan una profunda impresión en nuestros días Junto a ellas destacan las figuras sedentes, que adoptan la actitud de un escriba egipcio o que tienen sobre el regazo un niño divinizado, como la escultura en piedra El Señor de las Limas.

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 El relieve: altares y estelas.

Un campo en el arte escultórico olmeca de enorme riqueza y variedad es el de los relieves, que se desarrollan en dos tipos de monumentos: los altares y las estelas. Los altares son grandes bloques de piedra con forma prismática, cuyos lados acogen escenas en alto y bajorrelieve. Mucho más numerosas son las estelas, lápidas de piedra donde aparecen personajes con adornos y vestidos muy complicados, representados generalmente de perfil en escenas de difícil interpretación.

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El arte chavín. 

Sin olvidar su cerámica, la civilización andina chavín (1500-500 a.C.) muestra sus productos más acabados en la escultura y en el relieve en piedra o en otros materiales. Se trata general mente de obras lineales: superficies lisas de piedras en las que se han trazado dibujos incisos, volúmenes más o menos regulares tratados del mismo modo, o bien piezas pequeñas de piedras hueso o caparazón. La mayor parte de ellas están supeditadas a la arquitectura, sobre todo en el santuario de Chavín de Huantar (Perú), al norte de los Andes peruanos. Son muy escasas las esculturas de bulto redondo o las obras en que el modelado sea la técnica principal.

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Principales obras escultóricas.

Las principales obras escultóricas del arte chavín se han hallado en el Templo Antiguo, de Chavín de Huantar. Entre ellas figuran la Gran Imagen, conocida como El lanzón; el Obelisco Tello; la Estela Raimondi; el águila y el halcón de la Portada Negra y Blanca de la Gran Pirámide, así como otras muchas piezas repartidas por todo el centro ceremonial. Las imágenes, grabadas en superficies planas, guardan estrecha relación con el culto.

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Teotihuacán y Monte Albán.

Durante el período clásico (200 a.C.-900) se desarrollan en el área de México central dos grandes estilos artísticos en torno a las ciudades sagradas de Teotihuacán y Monte Albán. La primera está presidida por dos enormes pirámides escalonadas hechas de adobe y recubiertas con piedra esculpida. El arte teotihuacano está subordinado a la arquitectura, en la que se integran armónicamente esculturas, relieves y pinturas. Por su parte, los zapotecas levantaron el valle de Oaxaca la ciudad de Monte Albán, donde destaca la bella necrópolis que rodea al centro ceremonial. En ella se han hallado unas impresionantes urnas funerarias y unos hermosos murales que decoran las tumbas.

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La ciudad sagrada.

Toetihuacán es un prodigio diseño urbanístico y construcción arquitectónica cuya estructura fue ampliamente imitada en todo el área de México central. La gran avenida del camino de los Muertos, con las pirámides del Sol y la Luna, constituía el eje principal, en torno al cual se alzaban construcciones palaciegas y templarías, mientras que las zonas habitacionales se situaban en todos los barrios de las afueras. En cuanto a la escultura teotihuacana, se destacan las máscaras de los ritos funerarios y los relieves que eran usados para decorar las paredes de los principales edificios.

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