ARTE DECÓ
(1900–1945)
Desarrollado en París y más tarde cultivado en Hollywood como el estilo de las estrellas, fue durante años el símbolo del glamour.
El punto álgido del Art Decó fue en el periodo entre las dos guerras mundiales y unió a todas las artes (decorativas, gráficas, arquitectura, joyería, escultura, pintura, cine…) en un amalgama de difícil definición que engloba desde gigantescos rascacielos a pequeños objetos, incluyendo iconos tas reconocibles como el Oscar de Hollywood o el robot de Metropolis (1927) de Fritz Lang.…
Todo lo tocó, influyendo en la cultura de su tiempo y guiando la estética en nuevas y revolucionarias direcciones. El diseño industrial, la tipografía, la publicidad o la moda no serían iguales sin este movimiento.
Se juntan muchos estilos y movimientos vanguardistas para crear un estilo de la «edad de la máquina», menos orgánico que el Art Nouveau, por lo que ahora las líneas son rectas y gusta la simetría.
El Art Decó es monumentalidad tomada del Antiguo Egipto, ingeniería aerodinámica e iluminación eléctrica tomada del futurismo, las formas fraccionadas del cubismo, los colores fauvistas, la geometrización de la Bauhaus…
Este marcado eclecticismo (porque de eso se trata el Art Decó) es fiel a su época de grandes cambios tecnológicos, políticos y sociales. Es burgués (casi puramente decorativo) y nos habla del progreso, la elegancia, lo opulento, lo exagerado, casi como una reacción contra la austeridad forzada a causa de la Primera Guerra Mundial.
El Art Decó es hedonista: una vía de escape ideal para fiestas con jazz y cocaína.
Evidentemente entró en decadencia con la II Guerra (si es que alguna vez no fue un arte decadente), pero aún hoy se hacen cosas de ese estilo, que nunca dejó de existir desde entonces.