“Bitcoin está muerto”, es una frase que todos los bitcoiners suelen escuchar las veces en que el precio cae en picada desde nuevos máximos históricos. Y esta vez, con el ecosistema aún acostumbrándose a la idea de haber pasado de unos gloriosos $20.000 en diciembre de 2017 a unos decepcionantes $6.000 seis meses después, no ha sido la excepción.
Pese a todo, es tan usual oír esa frase como olvidar cuantas veces se ha escuchado antes. Lo cierto es que parece tener la capacidad de causar el mismo pánico cada vez, sobre todo entre bitcoiners no tan experimentados, como si la idea general fuese que bitcoin es un piso frágil que cada vez se agrieta más y que, en algún momento, de forma inevitable, va a romperse del todo. Aunque en realidad no es así: bitcoin sufre burbujas cada cierto tiempo, pero está lejos de ser una.
El entusiasta de Bitcoin, Michael B. Casey, publicó en 2016 lo que él considera el ciclo del precio de esta criptomoneda, relacionándolo con las etapas de adopción usuales para cualquier tecnología nueva según el ciclo de sobreexpectación de Gartner. En este análisis podemos ver que Bitcoin tiene una tendencia marcada a sufrir grandes burbujas (Casey cuenta 5 hasta esa fecha), cuyas etapas pueden bien asimilarse al ciclo de Gartner.
Ciclo de sobreexpectación de Gartner. Fuente: Wikipedia
Las etapas de ese ciclo son cinco: el lanzamiento, donde la tecnología realiza sus primeros prototipos y pruebas de concepto; el pico de expectativas sobredimensionadas, donde los primeros entusiastas nacen y la adoptan rodeados de cierta publicidad; el abismo de desilusión, donde la tecnología inevitablemente presenta fallos y muchos la abandonan mientras que otros se quedan; la rampa de consolidación, donde empieza a ser más comprendida y adoptada por individuos y grandes empresas; y, finalmente, la meseta de productividad, donde la tecnología se consolida y adopta por completo, pues sus beneficios ya han sido probados.
Casey, por otro lado, describe también cinco etapas en el precio de bitcoin: Bull Run (subida exuberante en el precio), Exuberancia Irracional (pico de la subida), Crash (caída), Boring Low (el precio se estabiliza por un tiempo) y el Aumento Volátil (pasos hacia una nueva subida). Para él, cada uno de estos pasos, en orden, es como un espejo del ciclo de Gartner.
Sin embargo, una adopción completa y una tecnología consolidada todavía parecen tan sólo una meta para Bitcoin, que continúa presentando dificultades pese a todas las mejoras que se han hecho, y cuya adopción, si bien ha crecido de forma exponencial, aún debe superar muchos retos, entre ellos, los regulatorios.
Etapas de Gartner en comparación con las etapas de las burbujas de Bitcoin. Fuente: Michael Casey
Por ello, podemos decir que en ese ciclo nunca hemos alcanzado en realidad la meseta de productividad, y por eso se ha repetido el mismo patrón volátil en el precio a través de los años. Probablemente, en el caso de Bitcoin, en lugar de pasar de la rampa de consolidación a la meseta de productividad, volvemos a algún punto de esa misma rampa una y otra vez, donde se sigue desarrollando la tecnología y teniendo expectativas sobredimensionadas que no tardan demasiado en desvanecerse.
¿Y por qué sucede esto? Pues bien, a diferencia de otras tecnologías, hay que admitir que bitcoin, por el solo hecho de ser una herramienta económica, resulta bastante especulativo.
ENTRETANTO, EN EL BORING LOW…
Ahora mismo podemos decir que estamos en el boring low del precio de bitcoin, uno que demuestra que durante esta etapa se desarrolla realmente su tecnología de fondo.
El bull run siempre atrae a nuevos usuarios y compañías debido al dinero que se mueve y que puede empezar a “pagar su interés”. Por supuesto, no todos ellos son adiciones positivas y tampoco todos ellos se quedarán: muchos resultarán estafadores, hackers o traders temporales que sólo buscan una ganancia inmediata al cambiar a moneda fíat. Pero, entre esas adiciones negativas o pasajeras, llegan también verdaderos interesados en la tecnología, que tuvieron la oportunidad de descubrirla gracias al revuelo y que se quedaron como hodlers o como desarrolladores a largo plazo. Esto se refleja en el precio de la criptomoneda: tras un crash del bull run, este siempre es mayor que el récord anterior, aunque menor que el nuevo.
Conteo de las burbujas de Bitcoin hasta 2016. Fuente: Michael Casey
Una vez pasada la sobreexpectación, casi en silencio, estas personas y organizaciones se dedican a mejorar la tecnología. No sólo por altruismo: en realidad, están construyendo, muchas veces, las bases de sus propias empresas o ganancias para el próximo bull run, en el caso de los hodlers. Entonces esta etapa, el boring low, resulta en una especie de mezcla entre el abismo de desilusión (si hablamos de precio) y el lanzamiento de nuevas pruebas y mejoras.
Ahora mismo tenemos una fotografía de ese panorama. Mientras el precio de bitcoin se ha mantenido a la baja, Lightning Network, una solución de micropagos fuera de la blockchain que ha estado siendo desarrollada desde hace tiempo, por fin fue lanzada a la red principal en marzo. Desde entonces, no ha hecho sino crecer de forma exponencial.
Asimismo, nuevas propuestas de mejora para Bitcoin continúan llegando: las firmas Schnorr y BLS y la BIP174 para enviar transacciones sin conexión, por ejemplo. A esto se une el desarrollo de sidechains (cadenas laterales) destinadas a añadir nuevas funciones a la blockchain de Bitcoin, tal como las iniciativas de RGB y Liquid para crear tokens; y el casi repentino aumento histórico del hashrate de la red, demostrando que cada vez más mineros se unen para protegerla, sin importar el precio de la criptomoneda.
Algo semejante ocurrió en el anterior boring low, entre 2014 y 2017. Se dieron en ese período grandes adopciones —como las de Microsoft y Ernst&Young—, se crearon nuevos servicios de pago como Living Room of Satoshi y Zebpay y se desarrollaron nuevas soluciones de escalabilidad, sobre todo SegWit, que acabó implementándose con éxito. De ahí las bases para el bull run histórico de $20.000: aunque sí tuvo gran parte de especulación sobre su base real, ese precio no salió de la nada.
A pesar de que las salidas de los “interesados temporales” realmente bajan el precio tras el récord histórico, muchos hodlers y desarrolladores se quedan, aumentando en número con el tiempo y con la llegada de nuevos récords por los que se ven atraídos muchos más. Así que no, bitcoin no muere cada vez que su precio cae, sino que se fortalece en silencio gracias a lo que va reuniendo casi de forma inadvertida, preparándose para su siguiente etapa y para una verdadera meseta de productividad estable en un futuro no tan lejano.
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Claro
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