No todo podía ser positivo en este apasionante mundo de las criptomonedas, aunque uno de los principales problemas que presentan no depende de su naturaleza intrínseca, sino que viene de la mano de organismos gubernamentales: los impuestos.
El pasado diciembre conocimos la noticia de que el gobierno de los EEUU había finalmente salido victorioso en el litigio que mantenía con el conocido intercambio Coinbase, por el cual dicho intercambio estaba obligado a transferirle la información financiera acerca de sus clientes, la cual se encuentra actualmente preparando para enviar al fisco americano. Los afectados ya están recibiendo por parte de Coinbase la información precisa si se encuentran entre los "afortunados" y la recomendación de consultar inmediatamente con un abogado especializado en fiscalización.
Claro está, el fisco estadounidense no quiere esos datos para felicitar a los poseedores de criptomonedas por su contribución al progreso económico, sino para hacerles rendir cuentas en forma de cuantiosas cuotas impositivas.
La relación entre criptomonedas-impuestos se presenta harto compleja desde un principio, sobretodo porque los organismos encargados de la recaudación no terminan de situarlo dentro de unos parámetros específicos para su fiscalización, o dicho de otra manera: no entienden muy bien qué son y no saben como cobrar su parte. Al fin y al cabo, ningún gobierno tiene control sobre blockchain para recaudar sus impuestos en Bitcoin, y todavía no puede pagar los servicios públicos a los proveedores en criptomonedas (todo llegará...).
Si nos centramos en la legislación española, por ejemplo, actualmente las criptomonedas se tributan entre un 19 a un 23% en base a la cantidad a declarar, sobre las ganancias conseguidas, como cualquier otro incremento de patrimonio o ganancias por otros activos como acciones de cualquier empresa en bolsa. Claro todo esto una vez realices el traspaso a euros en tu cuenta corriente.
Pero el problema está en el temor de que siguendo el ejemplo de Estados Unidos otros países decidan pedir los datos de sus clientes a los exchanges y empezar a solicitar la parte correspondiente a las ganancias sin haberla transferido a euros, y por lo tanto, sin disponer realmente de ella, ya que los cobros de impuestos se seguirían realizando en la moneda oficial del estado. Además, existe un problema todavía más grave: la volatilidad de las criptomonedas.
En diciembre históricamente los precios de las criptomonedas se encuentran en su punto más alto del año, luego sufren caídas bastante acuciantes. Imaginemos que para cerrar el año fiscal, la hacienda española solicita a Coinbase los datos de todos aquellos que tenían criptoactivos en ese momento en el intercambio, con unas ganancias bastante sustanciosas en ese preciso momento. Bien, ahora imaginemos que como buenos amantes de las criptomonedas y creyentes aférrimos, somos holders profesionales y no las vendemos por nada, y nos plantamos meses después con nuestros activos por un valor muy inferior al que nos va a reclamar hacienda, ¿entendéis por donde vamos?
El problema real no es pagar impuestos, si no que te exijan el pago de un dinero que no tienes, ya que las criptomonedas son completamente volátiles y lo que hoy vale 100 mañana puede valer 50, y el fisco no debería exigirte pagar la parte proporcional de esos 100 si no lo has vendido a ese precio.
La solución está en, como se está haciendo hasta la fecha, por lo menos en España, no exigir el cobro de ningún impuesto hasta que no se encuentre en moneda fiat y en tu cuenta corriente, pero los gobiernos ya se encuentran investigando todas las posibles opciones para no perder su parte del pastel, y a los inversores solo nos queda esperar.
Otro problema añadido aquí en España es la fiscalización de las ganancias conseguidas con la minería. Se considera actividad empresarial y por lo tanto solo puede ser realizada por pymes o compañías profesionales. Pero resulta que hace algunos años muchas personas que realmente eran aficionadas a esta nueva tecnología minaron de forma particular monedas como Bitcoin, Ethereum o Litecoin, y hoy no pueden declararlas porque no pueden acreditar la forma en qué las consiguieron al no ser empresa. ¿Se imaginan tener cientos de miles de dólares o euros y no poder moverlos ni gastarlos para nada?
Precisamente una de las mayores temores en este tema es que los gobiernos decidan considerar la inversión en criptomonedas como actividad empresarial, y empezar a fiscalizarlo como tal, ya que eso implicaría tener que pagar impuestos como la cuota de autónomos, impuesto de sociedades... que al final se comerían los beneficios de los pequeños inversores.
Un tema bastante peliagudo del cual solo nos queda esperar a ver las resoluciones de los distintos gobiernos...
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Fuentes consultadas: https://www.criptonoticias.com/regulacion/coinbase-legal-estados-unidos-datos-usuarios/
Nota: no somos asesores fiscales, en ningún caso de interpretarse el contenido del post como un pronóstico o como información fiscal para el tratamiento de sus inversiones
es sumamente dificil cobrar impuestos ante activos tn volatiles
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