Sin duda este es el año de las criptomonedas. Con Bitcoin en un nuevo rally alcista, todas las miradas se vuelven hacia el universo cripto. Ya sea con entusiasmo o con escepticismo, todo el mundo empieza a formularse su opinión sobre este movimiento.
No dudamos de que existe la posibilidad de que todo sea una gran burbuja, un sueño tecnológico-financiero que un día podría explotarnos en la cara y hacer temblar el mundo, como ya se sacudió hace más de una década con la trampa de las hipotecas basura. Sí, existe esa posibilidad.
Por otra parte, cada día parecen ocurrir eventos que pretenden consolidar este nuevo mercado, pese al temor habitual a lo desconocido. Coinbase saldrá a bolsa, mientras Kraken recibe una generosa ronda de financiación , el nuevo gurú global Elon Musk valora su Tesla en Bitcoin y Ethereum sigue sumando adeptos institucionales a su causa.
Eso en el lado de las corbatas... En la otra esfera, la que tiene que ver con el desarrollo libre de las criptomonedas, se calcula que el volumen de mercado de DeFi es de 34,83 billones de dólares, tras alcanzar un pico hace una semana de casi 45 billones, lo que resulta mareante si lo comparamos con las cifras de hace solo tres meses, cuando el volumen era de apenas 13 billones. Y hablamos siempre de la red de Ethereum.
Pero al rey de los contratos inteligentes le salen últimamente competidores con paso serio. La semana pasada hablamos de la Binance Smart Chain y Pancakeswap, y Cardano anuncia su hard fork para marzo, que permitirá, entre otras cosas, la creación de tokens en su red.
Y en toda esta vorágine de crecimiento, por un lado, y escepticismo y miedo a la burbuja por otro, nuestros siempre lentos pero inexorables gobiernos juegan su juego: con una mano en la boca vocean sobre el riesgo de las criptomonedas mientras con la otra mano están ya pidiendo su parte en el negocio.
Ante este escenario, la recomendación es siempre estar lo mejor informado posible. Para eso están las asesorías fiscales. Si eres inversor en criptomonedas, ganar dinero es posible, puede resultar incluso más sencillo de lo que crees, y sin duda es riesgoso, por eso debes ser responsable. Pero nunca puede ser una actividad pasiva. Es preciso ser proactivo, tomar cartas en el asunto, estar informado de todo lo que implica. Como venimos diciendo últimamente, es hora de pasar a un papel más activo, con madurez y sin miedo.