Esta semana se publicaba la noticia de un informe según el cual Paypal habría comprado el 70% de todos los BTC minados el pasado mes. Por otra parte, desde hace meses se sabe que muchos institucionales (fondos de inversión y grandes bancos están acumulando cada vez más Bitcoin).
Empieza a asomarse la sombra de la escasez de Bitcoin, y esto tiene muchas lecturas. De una parte, a la comunidada Bitcoiner sin duda le gustará saber que lleva tiempo acumulando un valor que cada vez será más escaso, con la evidente revalorización que eso conlleva. A aquellos que nos gusta escuchar los cantos de sirena sobre el futuro precio de Bitcoin, la idea de poseer un bien cuya oferta disminuye mientras crece su demanda, nos hace temblar de emoción.
Sin embargo, el precio futuro de Bitcoin se antoja irrelevante en cierta forma, si el FOMO enmascara otra fascinante característica de la moneda de Nakamoto: el poder devuelto al usuario.
Estas compras masivas por parte de los institucionales, o la aplaudida facilidad que nos brinda Paypal para obtener bitcoin, encierran una amenaza tremenda, que es la desinformación del gran público. Puede que a muchos ciudadanos de a pie les dé seguridad comprar Bitcoin si se los ofrece su banco de toda la vida, pero en ese caso, seguirán sin ser dueños de su dinero, como pasa ahora con sus euros.
La adopción masiva de Bitcoin se concibió como un sueño de libertad, no como una estrategia de los poderes económicos para que todo siga igual.
“Not your keys, not your coins”