Puede que sea considerado a Cioran como un genio totalmente único y solitario si nunca hubiera conocido las obras de Lucian Blaga y posteriormente hubiera colocado a Emil Cioran en el contexto del pensamiento filosófico rumano profundamente trágico del siglo XX.
Comenzaremos nuestra introducción a Emil Cioran a través de otra figura clave de la filosofía rumana, Lucian Blaga (1895-1961). Blaga fue un filósofo, pensador y teórico de la cultura. Su obra más famosa es La Trilogía de la Cultura. Blaga fue autor de una increíble teoría ontológica que sostiene que el mundo fue creado por el Gran Anónimo (le Grande Anonyme). Es gnóstico, pero con un giro muy extraño. Esto no es un gnosticismo sencillo. Hay algo muy ruso en ello, muy oriental, y por ello adolece de caracteres occidentales y principalmente de la influencia europea que limita muchas ideas del mundo de la filosofía. Por ello como realidad que promueve lo fractal, o sea lo muy fracturado, muy dionisíaco, muy mezclado y loco. Blaga dice que el hombre es arrojado al mundo creado por el Gran Anónimo por vía de resta, no de suma.
¿Quién es el Gran Anónimo? Según Blaga, en un principio existe lo Absoluto. El Absoluto es poderoso, grande y está dotado de todas las características supremas. Pero, al ser Absoluto, no puede crear un mundo igualmente absoluto. Si el Dios supremo, este Gran Anónimo, creara directamente un mundo tan absoluto como él mismo, entonces este mundo sería idéntico a él. Es decir, se habría creado a sí mismo, tan perfecto, poderoso y completo como él mismo. Allí es entonces, en lugar de un Absoluto, habría dos. Esto no puede ser posible, porque si hay dos Absolutos, entonces el primer Absoluto deja de ser absoluto y pierde su superioridad, poder y perfección.
