Efesios 4:11
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.

Al tener Cristo toda la autoridad y soberanía para asignar los dones espirituales por venir todo ello del Padre, no sólo dio esos dones, sino también hombres preparados por Él mismo. Estos fueron los apóstoles suyos. Estos fueron aquellos doce hombres que fueron testigos de la vida y la resurrección del Maestro. Él personalmente escogió a doce hombres de entre muchos de Sus seguidores y les dio un apostolado, es decir, una responsabilidad especial para recibir y difundir Su mensaje después de regresar al cielo

Los candidatos debían haber estado con Jesús durante el tiempo que Jesús vivió entre ellos. Es decir, un apóstol tenía que ser un testigo ocular del bautismo de Jesús cuando el Padre celestial confirmó la persona y la obra de Jesús. Necesitaba haber escuchado las enseñanzas de Jesús que cambiaban vidas y haber estado presente para ver sus sanidades y otros milagros. Necesitaba haber sido testigo del sacrificio de Jesús en la cruz y haber visto a Jesús, caminar, hablar y comer entre los discípulos después de Su resurrección
A estos apóstoles de Cristo, Él les asignó tres responsabilidades básicas:

• Poner los cimientos fundamentales de la Iglesia
• Recibir, declarar y poner por escrito la Palabra de Dios
• Dar confirmación de esa Palabra por medio de señales, prodigios y milagros
Estos apóstoles constituyen el ministerio de fundación. Ninguno de los apóstoles se perpetuó en su oficio, ni fue reemplazado al morir. Por lo tanto, ya no existen esos apóstoles, porque la obra de ellos terminó.
En conclusión: Cualquier persona que hoy día diga ser apóstol, es solo un farsante, ya que miente ya que la condición para ser apóstol es haber visto y vivido al lado de Jesucristo en su tiempo.