TRIPTICO ROMANTICO
I
EL ENTONCES
Era solo y sonámbulo. Mi vida
toda una senda sin cariños era.
Senda de mal y vértigo homicida,
que en mi mató lo que tal vez yo fuera.
Sin tener un dolor tuve tuve una herida:
una obsesión de otoño en primavera.
Y buscando mi lámpara encendida,
¡hice más honda la interior ceguera!
Enfermo de presentes y presuntos
teoremas de ilusión toqué los puntos
del bien y el mal, remoto a los prejuicios.
Y en la inconsciencia de mi paso mozo,
con la sensualidad de mi alborozo,
¡florecieron las rosas de mis vicios!
II
EL RUEGO
-- ¡Por el amo de Dios, dame la mano! --,
casi llorando supliqué en tu puerta;
y fue tu corazón poco cristiano
porque no estaba tu ilusión despierta.
Por tu egoísmo simplemente humano
llevo en mis ojos esa luz incierta,
que surge de las aguas de un pantano
en la penumbra de una senda muerta.
Sin júbilos de amor la reja abriste,
y al ver mi rostro demasiado triste
dejaste sin oír la frase trunca.
con que mi mal de amores te evidencio,
como queriendo no escuchar más nunca
el grito de dolor de mi silencio.
III
El Olvido
Rota la paz del habitual sendero,
ansias de sol en las pupilas ciegas,
voy ahora invirtiendo el derrotero
por donde apenas con tu luz me llegas
¡Oh tú, nimbo de luz! ¡divino acero
que en ilusorios arabescos juegas,
en tanto que resumes el venero
que otoñaliza mis azules vegas!
¡Viajero de imposibles soledades,
sin el miraje astral de tus saudades
y la ilusión edénica del nido,
de nuevo en honda caguedad me pierdo,
anegando con lágrimas de olvido
la isla de dolor de tu recuerdo!