Siempre dijo que no era Celosa

El alegre administrador hotelero aparece bien entrada la noche en su hogar; salió de turno a las 2 de la tarde; en la última llamada dijo a su esposa que iba a practicar el francés, el tercer idioma que necesitaba en su profesión. -Sabes amor, he conocido a una francesa encantadora- ¿de veras? ¿donde? -pregunta la silenciosa mujer-

-En el hotel, cariño; la mujer al ver que salía de turno, me pidió que le sirviera de traductor mientras se iba adaptando al entorno costero- ¿Y porque precisamente a usted? -pues, cuando se registró me llamaron para que le tradujera, y quedó encantada con el servicio- ¿y es que conversaron mucho, para que fuera tan confianzuda y te invitará a salir? Pues, sí, y además cómo llegó una excursión de doctores para una convención al mismo tiempo, los botones no daban tregua…

…Terminé acompañándola a su habitación. -la esposa se sonrojó brevemente- Yo pensaba, dijo la inquieta mujer, que los administradores no cargaban maletas de pasajeros- ¡sabes, dijo el hombre! -No le recibí los 5 dólares que me extendió de propina-confesaré, que me agradó aceptar a acompañarla a dar un primer paseo por el malecón; dijo que tenía un método para perfeccionar el francés y que a vuelta de correo me lo enviaría.

-Querido no tolero a las oportunistas y a las que se jactan de poder ayudar- ¡no, amor, no es nada de lo crees! -el pobre mantel de la mesa estaba siendo retorcido por las manos de la mujer, intentando guardar la compostura- ¿y por qué llegas hasta ahora? ¿acaso la dama francesa te invito a una copa? -claro que sí, luego de la comida, pues en el hotel ya no había servicio, y almorzamos en el pesquero de la playa-

¿y si puedo saberlo, luego la dejaste en su habitación? -Sí, como a las seis se sintió un tanto cansada, abordamos un taxi, y le ayude a subir las escaleras, hasta el tercer piso, el ascensor estaba ocupado; pues a su edad, ya necesita ayuda- ¿acaso cuántos años tiene la parisina? -Pronto va a cumplir los 76; mañana llega el nieto, tienen cita en Cartagena, para celebrarle su cumple- ¡El pobre mantel descansó, la mujer lo desenredo! -si te parece querido, es cortés de tu parte invitarla a casa.