En mi diario caminar subo la montaña a pasos acelerados. Se supone que el senderísmo de montaña es un ejercicio para sumar calidad de vida, es por ello que en el grupo donde participo la meta es llegar al destino sin perder tiempo, manteniendo el ritmo. En este proceso, el corazón no deja de latir, ni aumentar su melodía porque invertimos esfuerzos.

Ya finalizado el camino, procedemos a realizar algunas elongaciones, contemplamos los espacios, respiramos aire puro y fresco, para finalmente descender.

Durante el descenso sí nos detenemos a observar con detalles cada ruta, cada espacio, cada flor, cada planta, cada insecto, cada canto emitido por algún animal...

Los insectos son los más difíciles de apreciar pero sé que están allí, posados en alguna bella flor o en una hoja. Observar el piso, el camino por donde pasamos es casi obligatorio para no aplastar a los pequeños habitantes de la montaña.

Y... Justo por ser cautelosa evité aplastar algo hermoso que impactó mi mirada. Obviamente, no sabía de qué se trataba pero aún así era hermoso.

Me agaché para admirarlo de cerca, con una piedra la moví para saber si se trataba de algún animalito y no, no era ningún animal. La imagen me sugirió un amuleto de esos elaborados por los indígenas, _{fue la primera asociación.}.

Conversando con mis compañeras y detallando bien el supuesto ”objeto” inferimos que se trataba de una crisálida.

La crisálida es el cuarto proceso en la etapa de la mariposa: huevo, oruga, crisálida y mariposa. También suele ser llamada pupa, se crea durante el estado larval el cual depende la temperatura y el tipo o especie de mariposa.

De acuerdo a lo que logré leer, es la oruga en su etapa adulta la encargada de tejer una esterilla de seda sobre alguna rama para suspenderse a sí misma hasta inmovilizarse, permanecer en estado de reposo para reorganizar los tejidos hasta desarrollarse la hermosa mariposa, el proceso tarda alrededor de tres semanas.

Muchas crisálidas se camuflan de acuerdo a la forma y el color del lugar donde se encuentran. Muchas crisálidas se camuflan de acuerdo a la forma y el color del lugar donde se encuentran. Quede sorprendida por el evento nunca antes visto por mi ni por las amigas con quienes suelo estar.

No entendí por qué la crisálida estaba en el piso y no en una rama. Posiblemente se trataba de una pupa de mariposa nocturna que prefieren estar enterradas como los gusanos de seda aunque igual me dejó con la incógnita.

Los colores de la crisálida me hicieron recordar los colores de una mariposa que fotografié hace unos días atrás. Creo que hay semana entre ellas y puede que se trate de la misma especie. Pueden juzgar por ustedes mismos.

¡Digan si no es hermosa, esta bella mariposa!