La gran interrogante cuando un nuevo emprendedor se lanza a la pelea de conquistar una meta es si necesita dosis diarias de motivación o si debe ser un estado permanente. Steve Jobs decía que el éxito es el resultado de una resiliencia constante.
¿Estás a punto de abandonar, de tirar la toalla?
-le increpaba el entrenador al boxeador-:
¡Acuérdate de la meta que escribiste!
Aquel boxeador se imaginó en aquellos segundos angustiosos, recibiendo el aplauso público; pero más importante, el abrazo familiar. Salió para el siguiente round, soporto el castigo demoledor de su contrincante; pero observo que entre golpe y golpe, él dejaba un espació al descubierto. En el siguiente round, logró calcular un corto, y con toda su fuerza logró dar en el blanco -funcionó- el rival cayó, no volvió a levantarse, en los instantes más oscuros de aquel combate, nuestro boxeador ¡conquisto la gloria personal!