Transgéneros en el deporte - Primera parte

in castellano •  6 years ago  (edited)
Las personas merecen respeto por sus preferencias e identidad sexual que conciernen a su vida privada, sin embargo cuando aspectos de su vida pública afectan a los demás se presentan escenarios complicados. Tal es el caso de la presencia de personas transgénero en competiciones deportivas profesionales, lo cual genera polémica tanto social como científica sobre si representa alguna ventaja competitiva. Este es un tema que me ha intrigado hace varios meses y ahora como estamos en temporada del Mundial de fútbol y pre-Olimpíadas quise escribir al respecto.


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Terry Miller, mujer transgénero y atleta, ganando con amplia ventaja la carrera de 100 metros planos en un torneo colegial en Estados Unidos. Crédito imagen

Estuve leyendo sobre el tema y es mucho más complejo de lo que parece, por lo que voy a separarlo en dos o más artículos para que no resulte tan largo ni tedioso.

Antes siquiera de ahondar sobre los atletas transgénero es necesario ir más atrás, como, ¿porqué en las competiciones deportivas los dos sexos compiten separados? Hice el intento de conseguir el origen de esta medida pero no lo conseguí, sin embargo imagino que desde la antigüedad los griegos al inventar las Olimpíadas se dieron cuenta que en general los hombres eran mucho más atléticos que las mujeres, y que ponerlos a competir juntos sería una gran desventaja para la mayoría de ellas que al final desmotivaría su participación.

Ahora, ¿cuáles son las diferencias que representan una ventaja física para los hombres? Aparte de aspectos morfológicos obvios, los hombres tienen mayor masa corporal magra (porcentaje de masa que no es grasa), mayor densidad ósea, mayor capacidad pulmonar, cardíaca y algo clave en este tema: la concentración natural de testosterona es mucho mayor en hombres. Esta es la hormona responsable de la aparición de caracteres masculinos y sus valores de concentración normales en las mujeres se encuentra entre los 0,21 - 2,98 nmol/L y en hombres entre los 9,36 - 37,10 nmol/L.

Sin embargo, existe debate científico sobre si la concentración de testosterona realmente representa una ventaja competitiva. Existe un ínfimo porcentaje de mujeres con un síndrome denominado hiperandrogenismo en la cual expresan una concentración de testosterona muy superior a la normal en mujeres, llegando a ser mayor a 10 nmol/L. Estas mujeres si bien tienen sus genitales bien formados, presentan características viriles como un desarrollo muscular superior, mayor vello corporal y facial, voz grave y otras condiciones. Una de las atletas más reconocidas en la actualidad con esta condición es la campeona sudafricana de atletismo Caster Semenya.


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Caster Semenya. Crédito imagen

Ha habido mucha controversia con Caster Semenya y otras competidoras sobre si su participación en la categoría femenina es justa con las demás participantes. Actualmente el Comité Olímpico tiene la norma que para poder competir dentro de la categoría femenina no basta ser mujer sino que se debe tener una concentración de testosterona inferior a 10 nmol/L, siendo igual bastante ventaja ya que las mujeres atletas tienen en promedio una concentración de 3,08 nmol/L. Por este motivo mujeres como Caster deben tomar represores de la hormona para poder competir. ¿Pero es justo esto para ella? Ella es biológicamente una mujer y no está tomando sustancias ilícitas para incrementar su testosterona como sí lo han hecho otras competidoras. Existen otras condiciones que pueden representar ventaja para deportistas como lo sería por ejemplo un basquetbolista con gigantismo o cierta condición de las células, específicamente de las mitocondrias, que podría mejorar la resistencia aeróbica de ciclistas y maratonistas.

¿Cuál es entonces la solución? Algunos han propuesto eliminar las clasificaciones por sexo y utilizar un mejor indicador biológico como la masa corporal magra, concentración de testosterona, estatura, etc. Esto ha recibido críticas de forma sarcástica diciendo que las Olimpíadas se convertirían en una especie de competición canina donde los atletas estarían separados por “razas”. Sin embargo, para las Olimpíadas Especiales sí existen varias categorías según el tipo y grado de discapacidad que padezca un atleta, siendo además que cada disciplina puede aceptar ciertas discapacidades para poder participar y que la natación es la única disciplina que las acepta todas. Pero, ¿acaso vamos a equiparar una discapacidad con una condición que represente ventaja? ¿Ven que es complejo?

Voy a dejar la primera parte hasta aquí para que lo internalicen, para luego entrar al tema de los atletas transgéneros en la siguiente publicación.

Referencia científica:

¡Gracias por leerme y tus comentarios!

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Bernardo Kostich Benítez
Biólogo y aficionado a la divulgación científica

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Sumamente interesante y sin duda es un tema complejo, que a su vez lo han complejizado aún más los intereses políticos de la agenda LGBT. Y cambiar las clasificaciones por sexo, por síndromes muy minoritarios como el del caso de Caster, sería sin duda un enrredo mayor de lo que pretende resolver.

  ·  6 years ago (edited)

Ese es el punto, hasta dónde se debe ser inclusivo y cambiar las reglas para todos por una minoría?

interesante articulo, hay disciplinas en las que los hombres naturalmente destacan y otras que las mujeres? cambiarlo no haría que estuviesen en ventaja/desventaja algunos? podria ser una nueva modalidad en las competencias.

Precisamente, en deportes como la gimnasia rítmica y nado sincronizado destacan las mujeres por su mayor gracia y flexiblidad. Gracias por leerme y atento a la segunda parte.

ellos se someten a tratamientos hormonales y esto modifica su cognición y rendimiento fisico para el genero nuevamente asignado

Gracias por tu comentario, en efecto así es. Atenta a la segunda parte donde contaré cómo es ese proceso y cómo aplican las normas para ellos.

Pienso que la balanza se hace injusta

Así es, ya verás que los casos de transgéneros son aún más injustos que el caso de Caster.

Es bastante interesante este debate, sin duda espero con ansias la segunda parte de este artículo