Todo comenzó un sábado, lo recuerdo bien, me encontraba en una fiesta con varios amigos; al comienzo no tenía ganas de ir pero ya había pedido permiso (para ese entonces no podía hacer lo que yo quisiera sin permiso de mi mamá, como lo es ahora), así que decidí asistir. Luego de un tiempo estar en la fiesta me sentía aburrida, algunos de mis amigos estaban con sus parejas bailando o simplemente charlando, decidí recorrer el lugar hasta que me topé con un chico moreno, se me quedo mirando por un rato hasta que decidió saludarme; hice lo mismo para no ser descortés pero en realidad no quería hablar con él.

Luego de presentarnos volví con mis amigos, evitándolo, ya faltaba poco para las 12 am así que tenía que volver pronto a casa; antes de salir de aquel lugar me volví a encontrar con este chico, intente caminar rápido pero él se apuró a hablarme. Me invito a bailar pero me negué, hasta que llego uno de mis amigos obligándome a bailar con él; solo fue una canción pero sentí como si duro todo un siglo, ya me caía mal, cuando logre alejarme de él sin darse cuenta logre irme con mis amigos.

Pasaron los días y yo seguía mi rutina diaria como siempre, hasta que un día a la salida de mí lugar de estudio estaba él; me paralice por completo pues no al parecer me estaba esperando, me escondí detrás de un grupo de estudiantes buscando un mejor escondite o mejor aún a alguno de mis amigos para que me ayudara a salir de allí sin que me viera. A lo lejos vi a mi amigo, le hice unas señas para me lograra ver, al instante se acercó a mí, me pregunto el motivo por el cual estaba escondida así que se lo conté. Dijo que me ayudaría distrayéndolo ya que lo había visto en la fiesta, él se iba a acercar para hablar dándome tiempo de salir casi corriendo; cuando creí que ya era el momento salí caminando pero él me vio haciendo que me acercara a ellos, luego de una plática me invito a salir a lo cual me vi forzada a aceptar. Desde un principio no me agrado para nada, pero luego de un tiempo me pareció una persona agradable y carismática, siempre me hacía tener una sonrisa en mi rostro; puedo decir que desde los 14 años sabía que algún día me casaría con él, sin saber si duraría poco o mucho tiempo.

Ahora puedo decir que nos ayudamos mutuamente a superar todas las barreras colocas en nuestro camino, pasando por un sinfín de cosas, pero gracias a esta historia hoy en día cuento con lo más preciado de mi vida: Mis dos maravillosos hijos, personas que me llenan de amor día a día.

Así que el amor no solo es en parejas, también está el amor en los seres más preciados como lo es tu familia.