Serena Williams emite comunicado de prensa

EEUU, 13/09/2018 (El Mosquete).- A continuación, reproducimos el texto integro del comunicado de prensa emitido por la premiada tenista con motivo de su descalificación en la final del US OPEN ante Naomi Osaka, producto de violaciones al reglamento.

Estimados aficionados, periodistas, árbitros, compañeros tenistas y público en general. Emito el presente comunicado de prensa a raíz de mi descalificación por infracciones al reglamento en mi último partido.

Debo pedirles perdón, acepto toda la responsabilidad de mis actos durante el partido y los días siguientes al bochornoso incidente. No tengo excusa y estoy sumamente apenada por mi comportamiento, espero sepan entender que durante un partido de tenis un jugador de élite se ve sometido a tremendas presiones, siendo una disciplina emocional y físicamente agotadora.

Sin ánimo de justificarme ni excusar mis actos, me dirijo a ustedes ahora, ya disipada la terrible tensión emocional que me afectó durante dicho partido y los días siguientes, para relatar los sucesos desde mi perspectiva y así, una vez conocidos mis motivos, puedan al menos entender las causas de mi inexcusable comportamiento.

Durante el partido, poco a poco noté la manifiesta superioridad de mi rival, situación poco acostumbrada en mí, dada la enorme ventaja que siempre he tenido en la categoría producto de mi musculado y poco femenino cuerpo. Esto, además de levantarme con la pata izquierda produjo una honda frustración en mí, que poco a poco afectó mi juego, degenerando en la certeza de que caería humillada ante mi rival. Esta sensación toda tenista la ha experimentado, es normal y es algo que debemos aprender a soportar si queremos competir en la elite.

Sin embargo, en esta ocasión no pude con ella y por alguna estúpida razón pensé que podría ganar desconcentrando a mi oponente o intimidando al árbitro para obligarlo a darme ventajas. Es decir, intenté hacer trampa.

Mi coach también las hizo, mediante señas intentó ayudarme, algo que el reglamento expresamente prohíbe. El honorable Carlos Ramos, arbitro del encuentro, muy atento y haciendo un impecable trabajo notó tres de las múltiples trampas que hice, que además llevo haciendo durante mucho tiempo, procediendo a penalizarme justamente con una advertencia, luego con un punto y por último, el juego.

No necesito ahondar más en el tema, los videos están ahí y me perseguirán de por vida. Ruego a Dios que mi hija no los vea. (Y ojalá no salga tan fea como yo). Es mí deber dejar muy claro que mi oponente es justa vencedora, me habría ganado en caso de continuar el partido, no me cabe la menor duda.

Pero no solo mi comportamiento en la cancha ha sido vergonzoso. También lo ha sido el de los últimos días. Luego del bochornoso espectáculo que di en la cancha, donde demostré mi desprecio absoluto por los valores promovidos por el tenis desde su creación, puse en evidencia mi carácter infantil, mostré un comportamiento agresivo además de una descomunal falta de vergüenza y un ansia de ganar a toda costa, sin importar el medio, seguí abochornándome cada vez más.

En algún momento, se me ocurrió la brillante idea de erigirme como una defensora de la causa feminista. Yo, todo lo opuesto a una luchadora por la verdadera justicia descaradamente tomé una postura de falsa defensora de las mujeres.

En retrospectiva, no sé dónde meter la cara, quizá años de desagrado por mi fealdad me ayuden a tolerar el asco que veré en tantos colegas y aficionados tras mi triste espectáculo. No puedo enumerar mis metidas de pata pero lo intentaré.

Acusé al árbitro de machismo por el simple hecho de hacer cumplir un reglamento que acepto cada vez que entro en una cancha en un partido oficial. Irrespeté a mi oponente y colega, una mujer (más femenina que yo sin duda alguna) que demostró una enorme fortaleza y me superó ampliamente en la cancha. Demostré en público con desafortunadas declaraciones y actos una bajeza de principios, hice explicita la vergüenza que soy para las mujeres en general y el tenis en particular. Insulté, vejé, estimulé y fomenté la persecución contra un árbitro que solamente hacía su trabajo. Ataqué y socavé la autoridad de la organización que ha permitido que acumule millones de dólares. Permití que me erigieran como una referencia por el feminismo descerebrado que no busca justicia, pues aplauden mi irrespeto para con mi rival y la legítima autoridad del árbitro.

Por todo esto y más, espero que algún día me perdonen el daño que le he causado a mi rival, al deporte y a la admirable lucha de las mujeres que buscan justicia sin intentar imponerse y pasar por encima de las leyes y el resto del mundo a fin de lograr sus fines.

Por último, tengo la esperanza que este comunicado sea un primer paso que me lleve a convertirme en una verdadera referencia moral para las mujeres, para eso, asumo con valentía mis errores y pido a Dios la fortaleza para no repetirlos. Gracias por su atención.