Me he dado cuenta que una de las situaciones que nos genera mucha ansiedad y desesperación, y quizás no sabemos cómo manejar es la incertidumbre. La ausencia de un conocimiento certero, la duda o falta de certeza sobre algo que nos inquieta y nos pone ansiosos. .

Esta incapacidad de soportar la incertidumbre juega en nuestra contra a la hora de aprender un nuevo idioma, más aun si nos encontramos en un ambiente donde no se habla en lo absoluto nuestro idioma. Nos sentimos desesperados y queremos salir corriendo. No nos gusta el sentimiento de incertidumbre, lo evitamos a toda costa, y cuando comenzamos a aprender una nueva habilidad casi todo es incertidumbre pero no podemos dejar que esto nos detenga. Cuando comenzamos a estudiar un idioma, se nos aconseja escuchar audios para adaptar nuestro oído pero muchos se abruman al no entender nada, se desesperan y renuncian sin darle oportunidad a su cerebro a adaptarse a esta nueva forma de comunicarse.

Sería perfecto aprender rápidamente y hacerlo increíblemente bien desde el principio, Pero la realidad es muy diferente, cuando se aprende una disciplina por primera vez, son muchos los errores que cometemos al comenzar.

No te de miedo equivocarte, ni cometer errores, es normal que suceda eso no significa que seas incapaz de aprender, que jamás aprenderás o que eres malo para los idiomas, simplemente significa que estás comenzando a recorrer un camino por primera vez y te falta práctica. Eso es todo. No nos atribuyamos defectos con tanta facilidad, no nos etiquetemos de malos. Muchas veces las peores etiquetas no las colocamos nosotros mismos. Aprendamos a vencer la incomodidad de no entender y dejemos que la práctica haga su trabajo. Pues algo si tengo claro, no vamos a aprender si no lo intentamos.

En su gran mayoría los límites no están relacionados con nuestra capacidades cognitivas, es decir no tienen que ver con nuestra capacidad de atención, percepción, memoria, resolución de problemas, o comprensión, (somos todos aprendices por naturaleza). Generalmente los límites son emocionales y tienen que ver mucho con las creencias que tengamos, nos da miedo hacer el ridículo, estamos convencidos de que no podemos lograrlo y esto nos lleva a renunciar sin habernos expuesto lo suficiente al nuevo idioma como para aprenderlo.