El Kung Fu en general, y el Tai Chi Chuan y el Chi Kung en particular, son sistemas utilizados para el perfeccionamiento del cuerpo y de la mente. A través del ejercicio continuo, disciplinado, y con la mente observando atenta cada movimiento, sumergiéndose en la actividad del Aquí y el Ahora (ese lugar y ese segundo exactos en el que estamos plenamente en el mundo), se logra una conexión con nosotros mismos, diferente, insospechada.
Hoy te hablaré de un modo más personal, más cercano. Te hablaré de mi propia experiencia practicando Tai Chi Chuan y Chi Kung. Quiero invitarte a mi pequeño espacio, allí donde desaparecen los recuerdos y los rencores. Donde hay un poco más de calma.
Esta será una experiencia audiovisual. Ya que no podemos practicar juntos, tú y yo, en este momento, te llevaré conmigo utilizando la música. Será algo más cercano, conmovedor.
Aquí está el video que tiene la canción. Te invito a encenderlo, cierra los ojos, y toma tres respiraciones profundas, dejando que tus pulmones se expandan y tu abdomen se desplace hace adelante, como si te llenaras de tanto aire que te llegara hasta el estómago. Toma aire cinco veces, luego abre los ojos, y sigue leyendo. Al inhalar expande el vientre, al exhalar contrae el vientre.
Enciende la música.
Cierra los ojos, y respira cinco veces, lentamente.
Con los ojos abiertos, escúchate respirar. Percibe cómo se expanden, cómo se contraen tus costillas cada vez que te llenas de vida.
Siente tu cuerpo sobre el suelo, tu cabeza en lo alto, y tus pulmones respirando, y alimentándose del oxígeno de las plantas. Y éstas del sol, y de la tierra, que gira en el espacio, y nos sostiene sobre su superficie.
Has llegado a la encrucijada de tu vida.
Sobre tus hombros pesan tu pasado, tus dolores, las veces que dijiste sí cuando quisiste decir que no. Y viceversa.
Te preguntas dónde está la persona que habita en ti.
Y está allí, contigo. Tendida sobre el césped. Inmersa en el sueño.
¿Por qué ahora? ¿Por qué Tai Chi?
Tai Chi significa “Principio Supremo”, aquella propiedad indiscutible del universo, que nos enseña que todo se equilibra, que todo se mueve.
Que todo sana.
Tai Chi Chuan es el movimiento continuo que encarna ese equilibrio universal. Subiendo, después bajando, primero a tu izquierda, luego a tu derecha. Y de regreso.
Cuando estás practicando Tai Chi, cuando estás practicando Chi Kung, todo tu cuerpo lo siente. Debes estar pendiente de cómo están tus extremidades, tu espalda, tu cadera. Cuando ahondamos en la práctica, y ponemos atención a lo que estamos haciendo, podemos ver si estamos ejecutando un ejercicio con fluidez.
Podemos sentir en nuestros cuerpos cada torsión, cada bajada, cada expansión. Eso es, simplemente, estar en el aquí y el ahora. Es tu pequeño universo.
Tus pies, enraizados en el suelo, bien plantados, llamados por el centro mismo de la Tierra, aquella masa de magma brillante y ardiente que anima el alma del mundo. Ese calor vivo asciende hasta la superficie, y penetra en tus pies, y la Tierra y tú son uno.
Y, asimismo, durante la práctica, tus manos se elevan al mismo cielo, tocando la atmósfera que bordea las fronteras del mundo. A través de tus manos, de tus dedos relajados, entra en ti la esencia de las galaxias, de las estrellas, de los cometas que nos visitan tan brevemente, durante la duración de un sueño, durante la vida de una inspiración.
El poder del Cielo, y el poder de la Tierra, en un equilibrio de Tai Chi, se encuentran en tu corazón, que bulle y late, como ha hecho desde que viste la luz en el primer minuto de tu vida.
Ese ritmo continuo que te sostiene, y te permite soñar, y sentir, y pensar, y querer, se insufla de vida nueva, en una placidez completa. Estás contigo, a la sombra de un árbol que te protege.
No hay pasado, no hay futuro. Eres tan tú, una persona tan auténtica. Estás en compañía de tu persona.
¿Cómo podrías estar en soledad?
¿Cómo podrías no ser tú?
Lo que eres te pertenece.
Has llegado a la encrucijada de tu vida.
Y tus hombros son fuertes, y tu mirada intensa, y tu espíritu inquebrantable.
En ti se encarnan el Cielo y la Tierra.
Estás aquí.
Estás ahora.
Esto es Tai Chi. Esto es Chi Kung.
Cuando sales a caminar, no es importante el final de la caminata. Es la caminata misma. No es a dónde llegas, sino cada paso.
Del mismo modo, lo que importa del Tai Chi y el Chi Kung es lo mismo que importa de la vida misma: no el final, sino la duración. Cada segundo, vividos uno tras otro. No más que eso: un solo segundo a la vez.
Y ahora, que este texto termina, sigue andando tú por el bosque de tu vida. Descansa cuando lo necesites. Y disfruta la caminata.
¡Gracias por acompañarme estos minutos!
Excelente post! la paz no esta en ningun otro lado, pues reside en ti mismo.
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¡No podría estar más de acuerdo! ¡Muchas gracias!
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Que belleza de post, se respira y se siente la paz interior en su contenido y en las ilustraciones, éxitos amigos, gracias por compartir.
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¡Gracias por tus palabras, @sincroniadivina! ¡Soy muy valiosas para mí!
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