En el juego de la vida se te asignan genes, no se puede cambiar tu genoma, es la mano la que debes jugar. La visión genómica del mundo es pesimista, limitada por todos lados. En contraste, tu conectoma cambia a lo largo de la vida y tú tienes cierto control sobre ese proceso.
Si trataste de aprender un idioma extranjero siendo adulto, es posible que hayas tenido problemas. Incluso si fueras exitoso, probablemente no termines sonando como un hablante nativo. Dado que los niños parecen aprender segundos idiomas sin esfuerzo, sus cerebros parecen ser más maleables.
Pero esta idea realmente se generaliza a habilidades mentales que no sean el lenguaje.
La función de una neurona se define principalmente por sus conexiones con otras neuronas. Las conexiones están directamente relacionadas con la función, mientras que la forma y la ubicación son solo indirectas.
Cada uno tiene una vida para vivir y un cerebro con el que hacerlo. Al final, cada objetivo importante en la vida se reduce a cambiar nuestros cerebros. Somos bendecidos con mecanismos naturales de transformación, pero creemos que sus limitaciones son frustrantes, más allá de apelar a nuestra curiosidad y el sentido de la maravilla. ¿Puede la neurociencia darnos nuevos conocimientos y técnicas para cambiarnos a nosotros mismos?
No se esperaría que un hombre de las cavernas descubriera el funcionamiento de un reloj mecánico antiguo si no tuviera un destornillador en la misma línea. Bajo la misma línea, no es realista esperar que los neurocientíficos descubran el cerebro sin herramientas extremadamente sofisticadas. Nuestras tecnologías están comenzando a igualarse a la tarea, pero necesitaremos hacerlas mucho más poderosas.
Mientras tanto, sabemos, desde el descubrimiento de la Plasticidad Neuronal, que un pensamiento, modifica la estructura física de nuestro cerebro. Misma estructura física que da origen a todo lo que hacemos. Este es un punto de partida fundamental para modificar nuestra calidad de vida.