Vida Natura / Cerezos en Flor

Para quienes vivimos y disfrutamos las 4 estaciones, cuando termina el frío invierno y algunos árboles, entre ellos los cerezos; vuelven a sonreír con el florecer; pues han soportado las noches heladas; pero la espera siempre termina pasando. Pablo Neruda, nos dejó sus líneas para los encuentros del sol y los cerezos y de los corazones que vuelven a juntarse.

A finales de febrero, quisimos intentar reservar para estos días de abril, ir a Washington; y cuál la noticia que todo estaba reservado. Hasta finales de abril e inicio de mayo la naturaleza a través de la primavera ofrece un hermoso espectáculo en la casa blanca y sus alrededores; los cerezos que estaban deshojados y secos, han despertado. Más de un millón de turistas estarán allí, por las cortas semanas de la floración; que nos tocará ir a Japón.

Esto es una tradición que los amantes de la naturaleza y sus expresiones no se quieren perder. Los enamorados, las familias, los amigos quieren tomarse fotos en gratitud por tan bello espectáculo natural. Y no sólo ocurre en Washington, ocurre también en Japón; recordando que el alcalde de Tokio, en 1.912 regalaría más de tres mil semilleros de cerezos y la tierra bendita americana, los supo acoger; de ahí que la capital celebre cada año su esplendor.

En la primavera japonesa no son iguales las fechas de la floración; pues hay otros factores influenciadores: 1.la localización, 2. el clima que varía de un sector a otro y puede durar más o menos 14 días. Allí al espectáculo natural le llaman: -Sakura- y Japón por ser una región alargada, las temperaturas varían de una ciudad a otra; lo que quiere decir que, si se tiene tiempo en la visita, se puede pasar más de un mes visitando distintas floraciones. -Mankai- le llaman al tiempo en que las flores están en pleno esplendor de floración.

La filosofía occidental por lo general no suele apreciar estas expresiones de la vida. En cambio, los orientales han aprendido a disfrutar estas variedades o regalos de la creación; estos momentos los aprecian por efímeros instantes de felicidad, que logran durar toda la vida; la mente y el corazón los guarda con gratitud; siendo instantes épicos, ellos consideran que no todas las floraciones son iguales, pues los ojos y el corazón, también cambian la percepción.

Y como no pudimos llegar a Washington, el otro año iremos a cualquier pueblo de Cáceres o Ávila en España, quizás mejor iremos a Salamanca donde encontraremos el mayor cerezal de Europa; además habrá festival y podremos recordar las líneas de nuestra especial Gabriela Mistral: “Doña Primavera de aliento fecundo, se ríe de todas las penas del mundo” ¡ja,ja,ja,ja!