Una y otra vez veía el vaso. Aún estaba medio lleno.
Aquella mañana se sentía desganada, sin ánimos.
-¡Mmm! Es un rico zumo de fresas y naranjas, siempre te han gustado las frutas. ¡Anímate!
-Siento la boca amarga...
-El dulzor de las frutas te hará bien.
Echó nuevamente un vistazo al vaso, en verdad se veía apetitoso. Si alguien sabía cómo alegrarla, esa era la abuela.
Un sorbo, otro sorbo y así continuó despacio, hasta que ya no quedaba casi nada del delicioso jugo.
En fin, las abuelas siempre tienen la razón, pensó mientras observaba cada arruga del rostro de aquella anciana tan querida, y esbozó una pícara sonrisa.
-¡Caramba, caramba! Al parecer ya te sientes mejor.
Le susurró la abuela al oído, mientras se apresuraba a darle un beso en la mejilla.
Amanda Reverón
Del libro: Cuentos y poesías para niños (2015)
@amandareverón
*CHAVETTA LEPIPE/ Buenos Aires - Argentina
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