Todos te extrañan.

Amor, el amor te sigue echando de menos,
me sigue culpando a mí por dejarte ir,
por no acelerar mis temores al suicidio,
por no seguir tus pasos,
y por dejarme ir yo mismo en cada aeropuerto:
me dice que la mitad del alma que me falta es por la mitad de la cama que me sobra.
Siente frío el bar desde que esta sin nosotros,
todos sus amantes aspirantes fracasan, ninguno la entiende.
La distancia siente la ausencia entre tu piel y la mía,
no sabe como coño desaparecer al orgullo que nos separa.
El mar espera nuestras corridas en sus arenas.
Los días se sienten de putamadre desde que empecé a escribirte.
Ojalá estuvieras aquí,
viendo toda esta locura del clima,
tapándome la boca con un beso cuando te diga que algo me incomoda
y lo jodido que es la política y como nos intenta manipular.
El invierno ha vuelto a tocar mi puerta,
me sigue preguntado por tu calor: ya no sé qué más responder.
Ya no duermo en mi cama,
el sillón se ha vuelto mi mejor aliado.
Los sueños cada vez me traicionan más con tu silueta,
no me dejan verte del todo,
no quieren que te descubra,
no me dejan pronunciar tu nombre.
La nicotina no me deja pensar,
el café cada vez más cargado,
el insomnio cada vez más largo,
la espera cada vez más lenta,
cada vez, cada vez, joder.
Ya no veo la tv, porque no es lo mismo ver -las tonterías que trasmiten- juntos, que solo.
Repito.
Ojalá estuvieras aquí,
viéndonos amanecer en cada mañana.
Observar la escena en el que te colocas el jeans y yo con la carita de tonto admirándote,
y al llegar la tarde tomar un auto que nos lleve directo al paraíso,
anochecer juntos,
contemplarte mientras duermes,
dejando que mis ojos mueran
L e n t a m e n t e.
Ojalá estuvieras aquí,
porque todos te extrañan
y creo que yo también después de esto.