El arte de escribir (Parte II)

El párrafo ¿qué podemos decir? Porque el párrafo es como la unidad a partir de la cual redactamos el texto. La composición está hecha de párrafos cada uno de los cuales ha de ser una unidad significativa. El párrafo tiene una medida interna dada por la significación.

Escribiremos más corto o más largo, en frases simples o complejas según las exigencias de lo que vamos a expresar. Ello ayuda grandemente a la claridad, por tanto a la belleza, de la exposición. Es por ello que para asegurara la claridad de nuestro texto, hemos de tener en cuenta la unidad, la coherencia y el énfasis.

Unidad. En el escrito la unidad viene de la relación de los distintos elementos con el tema o idea central. (Se peca contra la unidad cuando uno “se va por las ramas”. Y el lector castiga esta falta con una pena grave: deja de leer).
Si hubiera de formularse una regla acerca de la unidad, habría quizás que decir: cada escrito ha de tener una sola idea central. Intentar otra cosa es simplemente fragmentar la composición, que no tendrá entonces sino la unidad material de página o del capítulo.

Coherencia. La unidad de los elementos no es suficiente. El tema ha de ser desarrollado en forma coherente. La coherencia pide que los materiales se desarrollen en orden. Orden de los eventos u orden de la argumentación, pero siempre secuencia, despliegue articulado.
Énfasis. Finalmente, ha de guardarse cierta proporción en las partes del escrito. Se ha de lograr que el lector fije la atención en lo más importante.
¿Cómo se materializa el énfasis? Primero, a través del espacio que se destina a cada parte. Luego, por la colocación misma (se puede recordarse lo dicho acerca del primer párrafo y del final). En tercer lugar, a través de la repetición, que puede ser:

• Repetición pura y simple de una palabra o frase,

• Repetición “en otras palabras” o variación: dos o tres comparaciones, metáforas diferentes y sucesivas, el uso de sinónimos, y

• Usando algunos recursos tipográficos: el subrayado, las mayúsculas, las “comillas”.

Rafael Tomás Caldera