El Silencio, comencé preguntándome qué significa. A modo de comparación, el silencio pudiese asemejarse al vacío. Si algo está vacío es porque nada contiene, ¿el silencio entonces será una palabra vacía, una palabra sin significado?

Otra asociación la hacemos con la palabra callar, hacer silencio sugiere permanecer callado, sin pronunciar una sola palabra, boca cerrada… pero, ¿qué pasa cuando permanecemos callados?, ¿hacemos silencio?

Contaré mi historia

Caminando por un hermoso bosque rodeado de pinos en los Altos Mirandinos, unos compañeros y yo realizaríamos varios ejercicios, uno de ellos sería contemplar, pero no era cualquier contemplación sería una contemplación reflexiva, serena, detenida, profunda, íntima, observar atentamente la realidad al punto de llegar a un estado espiritual.

La misión fue escalar poco a poca la montaña. Cada uno realizaría el recorrido solo, tomando la distancia que quisiera de sus compañeros de camino, se permitía tomar descansos no habría problemas por eso, la única compañía sería… la contemplación y el silencio, llevábamos cada uno, una lectura bíblica en la mano por si acaso la necesitábamos, fueron escogidas al azar, no se debía hacer trampa, solo leeríamos en caso de emergencia, quedó el compromiso.

Comienza mi ejercicio, caminaba y contemplaba todo a mí alrededor, respiraba el aire fresco del bosque y disfrutaba del grato olor del árbol de pino, ¡oh! ¡Oh! ya no estaba sola, me acompañaba ese rico aroma a madera de pino impregnado hasta en la ropa, me detuve y reflexioné, sentí que hacía trampas, nos dijeron: “no hablen con nadie” y yo, aunque no abría mi boca, hablaba con el olor del pino.

Retome rápidamente, trate de concentrarme, dejé de hablar con el olor a madera y seguí caminando a pasos aligerados para evitar distracciones, seguí contemplando el camino, esta vez, escuché el ruido de unas aves, me dio curiosidad, alcé la mirada y, eran unos loros que volaban en bandadas haciendo fuertes ruidos, recordé esas historias contadas por nuestros abuelos quienes nos decían que las aves cuando andaban muy alborotadas era porque querían anunciar algo, realmente no había nada de qué preocuparse, el día estaba fresco, tranquilo y acogedor, además yo, llevaba muchas expectativas por conocer el lugar sólo son cosas de los abuelos ¡Alto! se rompió el silencio nuevamente, no hablo con nadie le afirme a mis pensamientos. Sí, hablas conmigo…

Continuo caminando, inhalo y exhalo, alzo los brazos, realizo algunos ejercicios para calmar la mente, activo el sentido de la vista para seguir contemplando y me concentro de nuevo, respiro, roto mi cabeza de lado a lado, seco mi sudor pero mi mente sigue intranquila, inmediatamente me doy cuenta que llevaba un pañuelo en las manos, se me ocurrió vendarme los ojos, el camino era hasta ahora lineal, no sería difícil caminar un rato a ciegas, aunque ya no contemplaría más nada, pero calmaría los ruidos de mi mente y eso era lo que necesitaba. Así lo hice, me vendé y seguí caminando.

No sé cuánto tiempo tardé con los ojos vendados sé que fue poco, tres minutos o quizás menos… desesperada arranqué la venda de mis ojos y al mirara a mi alrededor seguía sola, no aguanté, estallé en llanto, me senté encima de una gran piedra y lloré, lloré, lloré y seguía llorando, desde lo más profundo de mi alma derramé muchas lágrimas, estaba destruida sin saber por qué, no aguanté, rompí el silencio, me sentí en emergencia, hice la lectura Romanos:14,6 (un pequeño fragmento), claramente la frase estaba escrita para mí, lo entendí en ese momento y otra vez rompí el silencio, comencé a hablar con Dios sin abrir la boca, confesé las cosas que me tenían preocupada, manifesté mi egoísmo por no apreciar todo lo que había a mi alrededor, pedí perdón por mis silencios, por mis hijos, por mis hermanos, por mi padres...

Caer en Cuenta...

Ya con los ojos hinchados de tanto llorar y habiendo culminado mi conversación silenciosa, caí en cuenta de algo, no fui con mis compañeros a contemplar el bosque; no fui tampoco a contemplar olores, ni aire fresco; ni aves, ni animales de montañas; no fui a contemplar el camino, ni las piedras del camino; fui a… ¡Contemplar, entender y vivir los ruidos del silencio!

Bosque de Pinos

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Las fotos colocadas son de colección personal, fue tomada desde mi teléfono Samsung S4 . De igual manera los separadores fueron diseñados por mi en presentación PowerPoint.