Una noche divertida le cambió la vida.

"Jamás pensé que una noche de copas fuera el detonante para cambiar mi vida", estas palabras son de Daniel, joven soltero, de cuerpo bien definido, bastante atractivo, 23 años de edad, profesional, con trabajo estable.

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Esa noche vino a visitarme mi mejor amigo, todo se desarrollaba de forma normal, entre cuentos, chistes y tragos, en fin una velada muy divertida, ya era tarde, mi amigo Juan José, también soltero, bien parecido, compañero del gym y de la universidad, se dispone a retirarse, pero resulta que al carro se le presenta un desperfecto mecánico, yo le propongo que se puede quedar, como gesto de solidaridad. En efecto, Juan José accede a la invitación, y continuamos con los tragos, pero algo más informal de ropa.

Sentados en el sofá, parece que por arte de magia y bajo el efecto de la bebida, hizo que salieran a flote las verdaderas personalidades atrapadas en esos dos cuerpos, nos besamos sin pudor, pasamos a algo más intenso, al cabo de unos instantes una relación salvaje se había ejecutado, dejando al descubierto lo que éramos en realidad.

Al día siguiente, lo que fue diversión y placer, gracias a los tragos, pasó a ser vergüenza, mi cara lo decía todo, no sabía como actuar delante de mi amigo Juan José, él trató de no darle importancia a lo sucedido y me dijo:
-Culpa de los tragos, hizo que nos olvidaramos del mundo de las formalidades.
-Ajá, el monosílabo que pronunció Daniel estaba cargado de culpas.
Juan José se despide con normalidad.

Pero, el conflicto de Daniel apenas comenzaba, la imprudencia cometida, taladraban sus pensamientos. Se fue para el trabajo, no se podía concentrar en su actividad, su mente atormentada, le recordaba una y otra vez lo que había hecho, día fatal, hasta el jefe le llamó la atención por no estar al 100% en su labor.

6 de la tarde, hora de salida del trabajo, en el estacionamiento está Juan José, esperando a Daniel como era la costumbre, al principio él trató de evitar el encuentro, pero algo más fuerte sintió su corazón. Ya en el carro, Daniel habló muy poco, mientras Juan José parecía un radio prendido habla, habla, habla, hasta llegar a mi casa.

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Solo, busqué respuestas a todas mis preguntas, no lo podía creer, pero mis pensamientos me dejaron desnudo, cuando en mi mente saltó "me estoy enamorando de mi mejor amigo". Todo esto vino a cambiar mi vida.