Te escribo, porqué sé que te voy a olvidar y no soy nadie para impedirlo,
me canse de ser el mismo toro desganado que se da contra el cristal mientras usted al otro lado agita una bandera roja para solo hacerme arremeter; no espero ninguna brecha en la transparencia de la barrera que ciertamente nos divide. Debo partir pronto, le olvidaré más pronto aún y ya no quedara nada de usted en existencia. A los poemas les tire por el retrete y baje el agua sin compasión, ni a usted ni a mi nos gustaba ese sentimiento de sentirse dolido por la tragedia humana y digo sin compasión, no por compasión para usted que próximamente no existirá para mí, ni en mi realidad. Si no para mí, que es como arrancarme de la piel el tatuaje que yo mismo he diseñado, si te hacían falta alas yo te las colocaba, si necesitabas bajar a la tierra yo me encargaba de arrancártelas, olvidarla a usted en parte supone traicionar el proceso creativo que me llevo a escribirle. No encuentro manera de querer a una mujer si no es deconstruyendola, sus piernas además de suyas eran invenciones mías, creaciones que a pesar de tenerlas desde hace mucho tiempo yo te las creaba, para que caminaras junto a mi cuando nos conocimos en aquel parque con orquídeas moradas.
No surgieron ni burbujas de oxígeno, ni padecimientos. Los poemas no sufrieron (aunque deberían, ya que estaban vivos) pero tal vez sabían que antes de emprender un viaje hay que olvidar las cadenas que uno mismo se ha puesto para quedarse en un lugar. O tal vez presentían, que al caer en las cañerías alguna rata los mordisquearía y eso les recordaría el génesis que yo les había dado mordisqueando las sensaciones que me dabas y luego escupiéndolas sobre el papel, cuando aún a mí se me hacía demasiado lejos olvidarte. Pero esos tiempos habían pasado, ya no se sentían recitados por sobre las tazas de café a las 3 de la mañana, pobres poemas. Estaban tristísimos y además archivados, el polvo los ahogaba aún más que el torbellino que nos se los trago.
No salgas a buscarme, te encontrarías con nada o con un ¿Quién eres? y eso es peor que cualquier muro en el que te puedas encerrar y no es por venganza condenarte a la mayor de las penas que es el olvido que te olvido si no por la necesidad de lo mismo, no creas que fue fácil para mi encontrarme con la idea que te voy a olvidar, pero no hay nada que pueda hacer y por eso te pido perdón. Y al mismo tiempo ya ni lo recuerdo.
Se que no han pasado ni 1 hora desde que comencé aquí, pero este recuerdo del olvido era necesario de compartir. Tendrán mas de mi mas pronto que tarde, tienen mi palabras muchachos!