El papel de la mujer en la actualidad, es entre complicado y aventurero. Complicado, porque no a todas las mujeres se nos ha educado igual, y resulta difícil, a veces, luchar por nuestros derechos si hay algunas que ni si quiera son conscientes de ellos. Y aventurero, porque nos ha tocado vivir una época de cambios, y solo nosotras podemos decidir hasta donde queremos llegar.
Años atrás, muchos, la mujer siempre ha participado en la vida con un papel secundario, su palabra valía menos que la de un hombre, y sus actos no podían ser efectuados por consideración propia, era el hombre quien tomaba cualquier tipo de decisión, ya fuera familiar, laboral o personal. Estaba tan indiferentemente considerada, que incluso se nos negaba el voto, trabajar fuera de casa, conducir, viajar solas, cualquier cosa que ahora vemos normal, antes nos privaban de ello.
Si me adelanto, y formulo la magnífica pregunta de ¿Por qué?, no llegaríamos a nada, solo entraríamos en un debate interminable, empezando por las cuevas cavernícolas, pasando por una iglesia controlada y terminando en una doctrina preparada para lavar cerebros. Así que, siendo un poco prudente, me salto esa parte, por si algún otro quiere indagar en ello.
Lo que pretendo con todo esto, es exponer de la forma mas natural posible, un tema que parece que haya sido desplazado descaradamente. ¿Y como exponerlo para que no parezca presuntuoso? Pues creo que la manera mas adecuada, para que se entienda bien y se aprecien diferentes puntos de vista, es contando una historia real, algo que me ocurrió hace un par de semanas.
Un grupo de mujeres, en el que me encuentro incluida, quedan una tarde para tomar café. No son amigas, es más, apenas se conocen profundamente, saben lo básico para entablar una conversación que las saque de la rutina. Trabajan todas en el mismo lugar, y de ahí la forma en la que se conocieron. El compañerismo siempre ha sido bueno, congeniaron rápidamente a la hora de trabajar. Viendo que laboralmente conseguían mantener una relación, decidieron conocerse también personalmente, ¿Qué podía variar?
Son cinco mujeres, cada una de una edad diferente y prácticamente vidas totalmente variables, pero eso no lo saben aún, nunca han hablado de ello en la jornada laboral.
Para mantener el anonimato de todas, las denominaré según las entiendo yo, esto no quiere decir que sean así verdaderamente, las juzgo basándome exclusivamente en este hecho que voy a narrarles.
MUJER EXTREMISTA, 22 AÑOS
MUJER MACHISTA, 37 AÑOS
MUJER LUCHADORA, 53 AÑOS
MUJER CONFORMISTA, 27 AÑOS
YO, 30 AÑOS
Estamos sentadas en la terraza de un bar, el sol nos resguarda un poco del viento frío de los últimos días, y hace que nos sintamos cómodas. Nos atiende un camarero amablemente, y nos toma nota de nuestras bebidas. Ninguna pide nada de comer. Al principio el silencio predomina en la mesa, es la primera vez que nos reunimos fuera de nuestro trabajo, y romper el hielo nunca fue fácil. Poco a poco vamos ganando confianza, y nos soltamos a la hora de hablar, tanto, que debemos coger turno para que todas podamos contar algo. Reímos, charlamos, en fin, estamos pasando un buen rato, es agradable salir de casa y estar rodeada de personas tan simpáticas. Hemos congeniado.
Durante una hora, todo va bien, los temas de conversación son sencillos, cualquier cosa que se pueda hablar sin ofender a alguien que no conoces, todo fluye con normalidad, hasta que no se como, nos introducimos en un tema de conversación, al que quizá, no estábamos preparadas para debatir entre nosotras, quizá nos haría falta conocernos un poco mas.
Una de nosotras, no recuerdo muy bien quien, comenzó hablando de las huelgas producidas el 8 de marzo, el día de la mujer, y eso desencadenó un torbellino de ideas variadas, mezclándose los pensamientos con las palabras mal entendidas.
La conversación esta avanzada, me centro en el conflicto directamente, pues es lo que me interesa y a lo que le doy más valor. No por el conflicto en si, sino, por la diversidad de opiniones que llegó a generar.
MUJER MACHISTA: Lo que no entiendo, es que hacían tantas mujeres protestando por un día que tampoco tiene tanta importancia. Que yo sepa, en el día del padre, no sale ningún hombre a la calle a reivindicar nada. Lo disfrutan con sus hijos y listo.
MUJER EXTREMISTA: ¿Qué no lo entiendes? Pues es bastante sencillo, las mujeres salimos a la calle a pedir justicia en este mundo machista. Ya era hora de que nos uniéramos todas y gritásemos por nuestros derechos.
MUJER MACHISTA: ¿Nuestros derechos? Bah, pamplinas. Eso son cosas de la juventud de hoy día, siempre nos hemos conformado con lo que nos daban y nunca ha pasado nada.
MUJER EXTREMISTA: Ese es el problema, el conformismo, así nunca conseguiremos lo que realmente nos merecemos.
MUJER CONFORMISTA: Ah, ¿Y que es lo que nos merecemos?
MUJER EXTREMISTA: Pues principalmente, la libertad de poder hacer todo lo que queramos sin consentimiento de los hombres. Trabajar de lo que nos apetezca, decidir nosotras mismas si tener hijos o no, y si los tenemos, tener la tranquilidad de trabajar fuera de casa y no la obligación de ser amas de casa.
MUJER CONFORMISTA: Yo trabajo fuera de casa, ¿Eso significa que tengo que hacer lo que me sale del alma sin contar con mi marido?
MUJER LUCHADORA: No se refiere a eso. Se refiere a tomar nosotras nuestras propias decisiones.
MUJER EXTREMISTA: Los hombres lo llevan haciendo toda la vida, ¿Por qué nosotras no? A mi un tío no me dice lo que tengo que hacer. Somos mucho mejores que ellos en todo, y podemos llevar mil cosas a la vez y seguir siendo igual de fuertes, por eso hay que salir a la calle, para luchar por un respeto y conseguir ser superior a ellos.
MUJER LUCHADORA: A ver, tampoco se trata de eso, yo no quiero ser superior a mi marido, solo quiero hacer lo mas conveniente para mi y para mis hijos, pero sin hacerle daño a él. Al fin y al cabo es mi marido, no debo tratarlo como a un cualquiera, se merece mucho más.
MUJER MACHISTA: Tu marido se merece todo y mas, para eso es tu marido. Y tú (dirigiéndose a la mujer extremista con una mirada rabiosa) deberías dejar de decir tantas tonterías y centrarte un poco mas en lo que tienes en casa. Claro tanto hablar y hablar y se te olvida ocuparte de lo que es realmente importante.
MUJER EXTREMISTA: ¿Ah sí? ¿Y que es lo importante para mi? Ya que parece que me conoces tan bien (y no puede remediar soltar una sonrisita pícara)
MUJER MACHISTA: Pues no dar disgustos a tus padres. Yo con tu edad ya estaba casada y con un niño, que es como tiene que ser. Te vas de casa de tus padres y comienzas a vivir sin depender de nadie. ¿De que te sirve luchar por todo eso que me estas diciendo? Si al final, sigues viviendo en casa de papa y mama, sin saber lo que es llevar a una familia adelante. Seguro que no tienes ni pareja, porque hablar así de los hombres no tiene sentido, o serás una bollera de esas…(suelta haciendo un gesto de desprecio con la mano)
MUJER EXTREMISTA: ¿Qué tendrá que ver mi gustos sexuales con mi manera de pensar acerca de la mujer? (levanta un poco la voz)
MUJER LUCHADORA: Tranquilidad, no saquemos los pies del tiesto. No ha querido decir eso, ¿Verdad? (le dice a la mujer machista, que asiente con cara agria) Esta claro que tenemos puntos de vista diferentes, pero no es razón para faltar al respeto. Mujer extremista, me parece bien que pienses así y que luches por tus principios, pero también debes escuchar los pensamientos de los demás, cada una de nosotras a vivido situaciones diferentes, y es eso lo que nos hace pensar de una forma u otra.
La mujer machista asiente victoriosa, y su mirada de desprecio hacia la mujer extremista no varía. Yo, mientras tanto, escucho y observo, no me parece oportuno inmiscuirme en la conversación por ahora. Le pego un buche a mi bebida lentamente.
MUJER CONFORMISTA: Yo creo que cada una vive lo que le ha tocado vivir, y siempre como puede. Que si, que a mi también me encantaría salir a la calle como tú y pedir lo que es mío, pero todas no tenemos la suerte que tienes tú. Yo por ejemplo tengo que aceptar esta vida así, tal y como viene, no te voy a negar que sueño con tener otra vida, pero se queda en eso, un sueño. Mi madre siempre me enseñó los valores que le inculcaron a ella, casarme, tener hijos y formar una familia, no he conocido otros valores, por lo tanto, tengo que ser feliz con lo que me ha tocado vivir. Si por mi marido fuera, me tendría que quedar en casa cuidando de los niños, y yo lo aceptaría sin mas, porque es lo correcto, pero todas sabemos que ahora con un solo sueldo no se llega a fin de mes, y menos con niños de por medio, por eso busqué este trabajo. Me limito a vivir con lo que tengo, ¿Para que complicar mas la vida con manifestaciones y esas cosas si no vamos a conseguir nada?
MUJER EXTREMISTA: No vamos a conseguir nada actuando como tú. Como eso es lo que te han enseñado, lo aprendes y lo aceptas, ¿Pero nunca has probado pensar por ti misma? Si dices que es lo que te ha tocado vivir, ya dejas mucho que desear en tus pensamientos, no es lo que te toca, es lo que tu buscas. Si no estas conforme con tu vida, solo tienes que cambiarla. No digo que sea fácil, pero nada en esta vida es fácil, lo importante es saber lo que quieres y luchar por ello. Somos mujeres, mujeres independientes, mujeres que no nos hacen falta hombres para vivir. ¿Quién te ha dicho que no puedes vivir la vida que deseas y además ser madre y esposa a la vez? Ellos lo hacen, ¿Por qué nosotras no?
MUJER MACHISTA: Porque no es como tiene que ser. La mujer siempre se ha quedado en la casa, y antes las cosas iban bien. Ahora, ¿Cuántos matrimonios terminan? El hombre es mas fuerte, puede realizar trabajos que nosotras no, ¿Tan difícil es aceptarlo? No entiendo tantos cambios que quieren hacer ahora. El hombre siempre será superior a la mujer.
MUJER LUCHADORA: ¿Superior en que sentido?
MUJER MACHISTA: En cualquier sentido. Son los que tienen que traer dinero a casa, y nosotras cuidar del hogar familiar. ¿De verdad piensas que un hombre sería capaz de cuidar de los niños y las labores del hogar igual que nosotras? Eso son fantasías, todas sabemos cual es la verdad
MUJER LUCHADORA: No estoy de acuerdo mujer machista. Un hombre, al igual que una mujer, puede aprender, y cuando no queda mas remedio, deben aprender. Mi marido esta jubilado por enfermedad, hace ya unos cuantos años, y con su pensión no nos llegaba para poder vivir. Decidimos, entre los dos, pues para eso somos una familia, que fuera yo la que me pusiera a trabajar, y él en cambio, se encargaría de los asuntos domésticos. No te voy a engañar si te digo que al principio todo era un desastre, pero claro, que le podía exigir yo a mi pobre marido sin en su vida había hecho una cama. Con el tiempo, aprendió, y ahora el sabe cual es su trabajo y yo se cual es el mío. Y no porque nos lo diga nadie, sino porque ambos lo decimos así por el bien de la familia. Y no por eso es menos hombre, y no por eso a mi me gustan las mujeres ni nada por el estilo, simplemente nos hemos adaptado a vivir de una forma diferente a la que nos enseñaron.
Hubo un silencio en la mesa, nadie miraba a nadie, y todas asimilábamos lo que acabábamos de oír. Yo seguía sin hablar, la conversación se ponía interesante, pero aún no veía mi momento, eso sí, apreté fuertemente el hombro de mi compañera de trabajo mujer luchadora, brindándole mi apoyo, pues no tuvo que ser fácil vivir lo que ella vivió. En sus ojos noté la dulzura de una madre dispuesta a luchar con uñas y dientes, y no dejarse avasallar por las injusticias de la vida. Gran mujer.
MUJER EXTREMISTA: ¿Veis? A eso me refería. Ella (señalando a la mujer luchadora y sonriéndole al mismo tiempo) No es una mujer como las de antes. Ha cogido la sartén por el mango, demostrando lo que es capaz de hacer una mujer. Eso es lo que quiero decir, la mujer es tan inteligente y fuerte, que sabe como organizar la vida, sabe como hay que vivirla, sabe…
La interrumpe la mujer conformista, impaciente por hablar, al parecer.
MUJER CONFORMISTA: Pues su marido será así, yo al mío ni me planteo decirle algo parecido. Es más, cuando llego a casa, todo esta sin hacer, soy yo la que tengo que recoger, si no, no lo hace nadie. ¿Y me quejo? Pues no, porque es lo que me toca.
MUJER EXTREMISTA: Para nada es lo que te toca, lo haces porque quieres vivir así. Por miedo, o porque no conoces otro estilo de vida. Yo admiro a las mujeres como ella (apuntando a la mujer luchadora) que ha sabido colocarse en su verdadero sitio, ha sabido expresarse y ha conseguido lo que quería, y su marido acata, porque no hay otra. Pero a las mujeres como tú (mirando fijamente a la mujer conformista) me encantaría darles una buena charla, y abrirles los ojos, para enseñarles que hay mucho mas de lo que nos meten en la cabeza de pequeños, enseñarles que el mundo esta cambiando, que nosotras ya no somos de nadie, sino de nosotras mismas, que ya no pertenecemos a los hombres, en todo caso que ellos nos pertenezcan a nosotras. Es nuestra era, la era de la mujer, seremos presidentas del gobierno, habrá mujeres que dirijan el vaticano, trabajaremos en todo lo que nos ha sido prohibido, seremos mas importantes que ellos, porque hemos nacido para serlo, hemos nacido para ser superior a ellos. Las mujeres debemos unirnos, por eso salimos a la calle, por eso se formó la que se formó, porque el mundo cambia, y la mujer se ha dado cuenta que ella no se va a quedar atrás. Somos independientes, luchadoras, madres, somos nosotras mismas. Somos una nueva generación de mujeres, y todas debemos estar apoyando el cambio. Si te quedas en el bando de los hombres(ahora mira a la mujer machista con un toque de esperanza) te seguirán tratando como a una esclava, seguirán sin valorar lo que realmente vales, que es mucho, y no lo sabes, porque te tienen atada de pies y manos, y tú tampoco haces nada para desatarte. El mundo va a cambiar, y ahora eres libre de decidir en que bando estás, solo depende de ti, es tu opinión la que nos interesa, no la de tu marido, eres tú la mujer, demuéstralo. Luchemos por una igualdad merecida, que ya es hora. Luchemos por una igualdad arrebatada años atrás. Luchemos, y no dejemos de luchar, no debemos rendirnos. ¡Igualdad ya!
La mujer extremista termina su discurso, se ha levantado hasta de la silla, y ha alzado bastante la voz, tanto, que nos mira toda el bar, y sin exagerar lo mas mínimo, ha obtenido hasta unos cuantos aplausos de algunas mujeres, que por lo visto, se habrán sentido identificadas con ella. Eso la hace sentirse poderosa y fuerte, lo puedo notar en su cara. De soslayo, me mira, pero solo consigue de mi una sonrisa complaciente.
Todo ha quedado bastante caldeado. Se respira una tensión que puede oler hasta mal, y creo que ha llegado mi momento.
La mujer machista esta enfadada, se sabe que no esta de acuerdo con nada de lo que ha dicho la mujer extremista, pero supongo que verá inútil hablar ahora, después del éxito que ha tenido su compañera de trabajo, se basa en bajar la mirada y remover la cucharilla del café, que ha terminado hace una rato.
La mujer conformista, parece distinta, observo en su rostro que algo ha cambiado, no se si la mujer extremista la ha llegado a convencer, pero su mirada se ha relajado y la siento pensativa. O lo mismo esta maldiciendo haber ido a la cita y escuchar por obligación esa reflexión tan incómoda para ella. A saber.
La mujer luchadora esta impasible, no sabría decir si esta ajena a todo, o esta aguantando las ganas de explotar. La observo descaradamente, a ella sí, le tengo tanto respeto a esa mujer que puedo permitirme el lujo de analizarla de este modo. Veo tensión en sus labios, pero sus ojos reflejan una amabilidad y un brillo que todo me indica que esta emocionada por lo que acaba de escuchar, mas que enfadada, pero es tan prudente y respetuosa, que por no crear mas conflicto con sus otras compañeras, ha decidido callar lo que siente, y disfrutar del momento. Seguro que al llegar a casa, lo cuenta a la familia y lo disfruta aún más.
Carraspeo un poco antes de comenzar mi opinión, el estar tanto tiempo callada ha hecho que mi garganta se acomodara. Cojo aire, y los mas tranquila posible, les ofrezco mi punto de vista.
YO: Muy bonito todo eso que has dicho, mujer extremista, me gustan las personas que expresan lo que sienten sin miedo a las opiniones ajenas. Pero tengo que decirte también, que tus propósitos resultan un poco radicales. Ahora te explicaré porque, pero antes, (dirijo mi mirada hacia la mujer machista sin quitar la sonrisa de mis labios) me gustaría hablarte a ti. Para lo joven que eres, hablas como una mujer de la guerra, creo que debería informarte un poco mas de los cambios de hoy en día, y aunque no estuvieras de acuerdo, intentar expresarte de otra manera menos ofensiva, porque yo siendo mujer, me siento ofensiva que la mayoría de las palabras que has soltado, que tú aceptes vivir así, no significa que sea el modo de vida al que la mujer este destinada, reflexiona e intenta medir tus palabras, porque parece que no te sientas orgullosa de ser mujer, y eso, perdona que te lo diga, es un problema.
La mujer machista se queda con la boca abierta, y veo en sus gestos como se siente dolida ante mi comentario impertinente, pero seguidamente agacha la cabeza en señal de sumisión, sabe que no hay mas que hablar. Sabe que mis intenciones no es atacarla personalmente, si no aconsejarla mas bien. La mujer conformista ni me mira, esta dubitativa entre ambas posturas, y ha decidido por dejar de participar, como no quiero importunarla, no le digo nada. La mujer luchadora, me mira con satisfacción, ella siempre se siente orgullosa de todo lo que yo digo, y esta vez no iba a ser menos, me sonríe y me agarra la mano, de alguna manera intenta pasarme su fuerza, para que yo diga lo que ella no puede decir, pero piensa. Vuelvo a dirigirme a la mujer extremista, no he terminado con ella, ni si quiera he empezado. Vuelvo a coger aire.
YO: Como te he dicho antes, mujer extremista, tus formas y propósitos son radicales, sueltas palabras sin ton ni son, casi sin meditar, sin reflexionar y elegir las palabras correctas, hablas sin pensar a quien puedes ofender, y tampoco debería de ser así.
¿Qué es para ti la igualdad? Tú me hablas de superioridad, no de igualdad, y creo que estas confundida. Si es cierto todo lo que has dicho de la forma que ha sido tratada la mujer a lo largo de la historia, y también es cierto que debemos unirnos para luchar y conseguir el trato que realmente nos merecemos, pero ojo, cuidado con esto, ¿Quieres luchar para tener los mismos derechos que los hombres? ¿O quieres luchar para humillarlos y limitarlos como ellos han hecho con nosotras? Piensa bien tu respuesta, porque es ahí donde creo que te pierdes un poco.
Esto va para todas, la igualdad de derechos, es eso, igualdad de derechos, derechos humanos, no tiene nada que ver con ser superior a ellos, ni dominarlos, ni hacerles entender que podemos vivir sin ellos, todo eso es una gilipollez, un aumento de una guerra ficticia que nos hemos creado nosotros mismos. Cuando dices: ”Somos superiores” sin darte cuenta, te conviertes en todos esos hombres que piensan los mismo hacia las mujeres, y no se trata de eso, se trata de aceptarnos y convivir ambos sexos sin conflictos. Físicamente, es obvio que somos diferentes, pero al igual que ni todas las mujeres son iguales, ni todos los hombres son iguales, podemos ser bajos, altos, con pelo, calvos, con mucho pecho, gordos, feos, guapos, una variedad ilimitada, y aún así somos del mismo sexo, pero vaya, ¡que sorpresa! Tampoco coincidimos en el físico, ¿Y esto porque podría ser? ¿No somos todas mujeres? ¿O no son todos hombres? Incluso nuestros órganos sexuales son diferentes. Bien, hasta aquí todo claro. Pues, si somos diferentes físicamente, siendo del mismo sexo incluso, ¿No cabría la posibilidad de ser también diferentes mentalmente? ¿O es que todas las mujeres pensamos igual? ¿Todos los hombres actúan igual? No, por mucho que reinen los tópicos, sabemos que eso no es así. Hay mujeres que odian ir de compras, o la moda, o ir a un salón de estética, y sin embargo, hay hombres que lo tienen como pasatiempo. Hay hombres a los que no les gusta el fútbol, y por el contrario, mujeres que son fanáticas de los deportes. ¿Entendéis a donde quiero llegar? Todos somos personas, todos sentimos, deseamos, valoramos y vivimos. Cada persona es un mundo, cada persona tiene una manera de ver las cosas, de sentirla, de valorar, ¿Qué mas da que sea hombre o mujer? Sigue siendo una persona. La igualdad, es eso, que todos tengamos los mismos derechos independientemente de ser hombres o mujeres. Basta ya de guerras absurdas entre sexos, basta de creernos superior a los demás, eso no lleva a nada, solo a confrontación, y ese no es el modo de ser feliz. La igualdad es que cada uno podamos decidir que queremos hacer, o decir, o sentir, sin tener que marcar en una casilla lo que tenemos entre las piernas. Así que por favor, cuando habléis de luchar, de la fuerza de las mujeres, de la unión que tenemos que tener, no confundir las cosas, no mezclar los significados de las verdaderas acciones, porque yo si quiero tener los mismos derechos que un hombre, pero no quiero ser mas que nadie, porque no lo soy. Soy yo, con mis expectativas y mis limitaciones, soy una persona a la que no le han asignado los derechos que se merece.
Y ahora, no voy a proseguir con aquella tarde con las compañeras de trabajo, pues lo que me interesaba ya lo he contado. Ahora quiero que vosotros me obsequiéis con vuestras opiniones. Es un tema del que no se habla con propiedad, mas bien con confusión, y la diversidad de pensamientos me enseña tanto como la vida misma!! Anímense y comenten!!
Pues nada, bastante interesante tu post, evaluando diferentes opiniones, al respecto de la situación que vivimos hoy en día, donde vemos que otra vez nos estamos yendo a los extremos y no estamos asimilando la cantidad de errores en los que caemos de nuevo, antes eran los hombre y ahora son las mujeres. Es claro que el genero femenino se está tomando el poder y no ha sido nada fácil... pero realmente hay que tomarse el poder? considero que debe haber un equilibrio en todo y esta no es la excepción, considero que el hombre y la mujer son un complemento y que al estar de acuerdo las ambas partes, se trabaja al unísono, hay miles de ejemplos para tomar, el mundo no es para tomarlo, es para equilibrarlo y llevarlo a una nueva era de paz y equilibrio. Pero otra vez nos estamos equivocando.
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Ante todo, gracias por leerme y por comentar. Y contestando a tu comentario, estoy de acuerdo, en el mundo hace falta un equilibrio para que las cosas funcionen, no solo en la igualdad entre sexos, si no en todos los factores que hacen que el mundo funcione, pero claro, el ser humano tiende a complicar las cosas por naturaleza, y al final lo mas sencillo, lo vuelve complicado. Personalmente, no pierdo la esperanza de que algún día todo cambie a mejor, y podamos vivir en un mundo un poco mas justo. Un saludo y gracias de nuevo!!
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