De la taquigrafía al procesador de textos. ¿Se escribe para ser leído, tal como se habla para ser escuchado?

Hola amigo de Steemit, hoy quiero compartir contigo mi punto de vista y experiencia personal en la adquisición de hábitos de lectura y escritura.

Siempre se ha dicho que hablar solo es cosa de locos, pero no ocurre así con la escritura, pienso que la primera utilidad de esta es para nosotros mismos, para aliviarnos, ayudarnos a sobrellevar las cargas, pero sobre todo conocernos. Podemos escribir para nosotros mismos.

Mi primeros actos de escritura consciente fueron para mí, y digo así porque los anteriores, esos que nos obligó a hacer la escuela con papel y lápiz no los considero como tal, sino actividades que me llevaban a reproducir lo que los libros decían, lo que otros han escrito antes.

La escuela enseña a copiar, tomar dictado, hacer planas, llenar cuestionarios, responder exámenes. Ninguna de esas actividades introduce la visión de la escritura como un proceso creador individual. No, por el contrario, se incrusta en la persona la idea de que los que escriben son otros: los grandes pensadores, los escritores, poetas, filósofos, con esa visión la gran mayoría asume la producción escrita como una tarea muy difícil.

En mi caso se sumó el rigor con el que las maestras de la época enseñaban, “la letra con sangre entra” era el lema. Había un cúmulo de exigencias que con disciplina y constancia se lograban, pero que no contribuían para nada a posesionarse del acto productivo.

Hubo un hecho importante y lo rememoro ahora de esa manera. Yo soy bachiller mercantil, (ahora no existe esa mención), por lo que debía ver asignaturas relacionadas con el área comercial. Una de ellas fue Taquigrafía.

La taquigrafía es una técnica de escritura donde se aprenden caracteres especiales que representan letras o segmentos de palabras, inclusive existen trazos que significan una palabra completa. En esa época un taquígrafo debía transcribir exactamente igual las cartas o documentos que dictara el jefe, eso había que hacerlo rápido para después transcribir y mecanografiar.

Como me gustó tanto esta técnica, la utilizaba para copiar las letras de las canciones y dentro de esa justificación, llevar mis anotaciones personales que nadie más podía leer. Fue así como aprendí a escribir lo que sentía sin perder el tiempo haciendo grafías organizadas sino que podía vaciar todo lo que pasaba por mi mente y resguardarlo en esos garabatos que luego releía.

Podría decir con toda seguridad que eso constituyó mi primer acercamiento a los diarios. Fue sin lugar a dudas mi primera visión de la escritura, lejos de la supervisión de adultos, un acto individual y creativo donde era dueña de mi propio proceso y así ha sido hasta ahora.

La lectura de obras literarias y el escribir para mí fueron mi inicio al mundo de la imaginación y la fantasía. Y los causantes del depósito de inventivas para sacar juegos, anécdotas, biografías, cuentos, canciones, poesías, para incentivar también la escritura en mis hijos y en quienes les correspondió por azar del destino, formar parte de mis estudiantes en los treinta y tantos años de vida académica.

La necesidad de lectores para mis líneas fue muy posterior, podría darle un reconocimiento a la era de la internet, este espacio virtual donde todos escribimos y todos leemos en chats, blogs, correos electrónicos, entre otros.

Recuerdo las listas de distribución que se creaban en algunos sitios web donde al inscribirnos en alguna en particular, cuando alguien compartía algún material, este se reenviaba a todos los de la misma y se producía una interacción muy amena, donde todos aportaban y respondían al emisor.

Ahora con esta plataforma de Steemit, la escritura vuelve a adquirir vigor en mi vida, cada día surge el nuevo reto personal, de qué escribir, cómo presentarlo con códigos, qué imágenes utilizar, cuál título, cuáles tags.

Steemit es otra escuela que está dando la oportunidad a público de cualquier edad a que se entusiasmen con la escritura y la lectura como dos procesos indispensables para la adquisición de conocimiento, en ambientes organizados de amabilidad. ¡Extraordinario!