El más grande amor

La vida, esa gran maestra, te va dando lecciones, aprenderlas es irremediable, dicen que si no lo haces te repite la lección.

Cada día nos enfrentamos a situaciones de todo tipo, a veces nos angustiamos tratando de tomar control de lo que creemos nos pertenece y así vamos llevando cargas ajenas sin darnos cuenta de que no nos tocan a nosotros. Asumir responsabilidad es algo que a muchos les cuesta, otros ven a los demás como un inmenso depósito de basura donde hay que dejar los propios desechos.

Aprender a gestionar las propias emociones es un trabajo diario, que va desde agradecer por la vida, por los regalos diarios, disfrutar de la naturaleza, la música, esforzarse por ver lo bueno que hay en el entorno a fin de fortalecer una actitud positiva, arriesgarse a hacer las cosas de otra manera, entre muchas otras más.

Esto mismo es importante que lo asuman las personas que están a nuestro alrededor, una cosa es la interacción, la colaboración, la ayuda mutua y otra muy distinta la manipulación e imposición de criterios.

Aprender a verse como un ser único e irrepetible es el primer ejercicio, cada uno de nosotros está dotado de grandes capacidades, y es necesario descubrirlas a fin de reconocer cuál es nuestro propósito en la vida para no ir dando tumbos ni haciendo chocar a los demás.

Yo siempre abogaré por una vida en armonía, pienso que es muy poco el tiempo que nos dan de vida para desaprovecharlo con esfuerzos destinados a generar caos; siempre será más agradable una buena conversación, una caminata, ayudar a alguien que requiere nuestro servicio, y establecer una convivencia lo más apegada a la ciudadanía donde cada uno pueda cumplir con sus deberes y hacer que se cumplan en ambientes de respeto y reciprocidad.

Pero obviamente esto tiene distintas formas de verse, y diferentes análisis, hoy me he encontrado con este post de @inspiracion, que ofrece un punto de vista interesante con respecto a esa prevalencia del Yo y la búsqueda de la felicidad. En este espacio de escritura y debates bien vale la pena reflexionar al respecto y por qué no, contrastar distintos puntos de vista.