En la calle hay ángeles disfrazados de mendigos, y mendigos que sólo son mendigos. Piden monedas y amor. Yo no sé lo que voy pidiendo.
Estos días, voy pidiendo un beso, un beso de miel, acariciarle el rostro a alguien. Tanto como el centinela a la aurora, anhelo amar. Pero no debe uno pedir besos, los besos no se ruegan, y el amor no se busca como los mendigos buscan monedas. Yo me olvido de estas cosas, y no sé discernir por momentos.
Quiero un beso, pero no quiero pedirlo.
Fuente
Picasso pintó, hace años, algo que se dibujó en mi mente algunos días atrás.