Aún recuerdo cuando les vi… Los quería a ellos, quería que me quisieran... Desde lo más alto, donde las nubes son más blancas con formas de algodones gigantes. Ese es nuestro lugar, allí nos colocó el Creador, mis manos y pies son muy pequeños al igual que mi nariz y boca.
No me conozco, me di cuenta que no sé quién soy y no estoy preocupado por ello, eso me causa risa. Tampoco soy el único acá pero, no somos iguales.
Cuando el Creador nos habló, por mas que abrí mis ojos no logré verlo y estaba casi frente a mí, había tanta luz a su alrededor y por mas que miraba su cara no le veía. Nos dijo: Hijos, libres son de toda atadura, puros hasta el infinito jamás visto. No conocen la pena, tampoco el dolor ni muchos sentimientos que serán nuevos para ustedes. Por ahora son niños y podrán serlo siempre si es su deseo, pero pueden elegir y es que si miran profundamente entre la nube bajo ustedes, lograran ver aquellos quienes podrían ser sus padres y solo ustedes decidirán si ir con ellos o quedarse acá. Allá hay un sinfín de cosas que conocer, pero no es fácil nacerán en el dolor y de seguro mueran en el. Lo mismo con lo que llegarán al mundo, se traerán de el ¡Nada! Pueden ver cómo viven, qué hacen, qué aman, qué odian, qué necesitan y elegir a aquellos que una luz plata les cubre; ellos son los que podrían tenerlos, el resto no está preparado o aún no han sido elegidos para ser padres... Verán personas malas y buenas con la luz plata, todos pueden cambiar allá bajo y si eligen es porque creen poder ayudar, y tal vez lo hagan, pero tal vez no. Siempre pueden quedarse y no ir con ellos pero si eligen ir, recuerden que todo lo que allá pasa por bueno o malo que sea, tiene un fin y ese fin es mi voluntad.
El creador se fue y yo quedé muy confundido. Pasé mucho tiempo sin contemplar bajo la nube, muchos se iban y les extrañaba. Un día miré ese par, llamaron mi atención porque su luz plata era ya tenue. Él, nunca le había visto, pero soñaba con verla. Ella si lo recordaba de alguna ocasión furtiva. Les miré, bastó tiempo y es que eran tan divertidos y solitarios, muy extraño par. Ella ahuyentaba a todos y el con todos a su lado se sentía solo. Esperé tanto para verles juntos, hasta les veía dormir. Cuando el día por fin llegó, chispas salieron de todas partes y el cielo por la noche se estrelló; no sé si para qué ellos lo vieran o para el cielo verle a ellos. Era un espectáculo verles reír y bromear, ella hablaba con cierto tono, a él le encantaba. Juntos todo era distinto. La luz plata aumentaba su brillo, separados ya era difícil verla, eso me hacía entristecer… recuerdo un día de lluvia, no les importo desnudarse y allí bajo la lluvia hicieron el amor, yo estaba listo para saltar y estar dentro de ella, respirar con ella, llorar, reír, amarla, pero debía esperar más… No sé cómo llamar a lo que vivían y tal vez ponerle un nombre le quitaría lo hermoso, lo cierto es que no se amaban o si lo hacían, pero a su manera.
Les oí hablar un día gris:
Ella: No sé si me das una lección para aprender a aceptar ¡Deja de entrar en mi mente!
Él: Tengo tiempo allí y no pienso irme pronto.
Ella: ¿Y cuánto tiempo estarás?
Él: El que deba estar.
Ella: Espero disfrute su estadía.
Él: Gracias, es un lindo lugar.
Ella: Espero también lo sepan tratar…
Él: Hasta ahora excelso. Espero conocer más de lo que aquí hay.
Ella: Tendrá buenos recuerdos.
Él: Así será. Dejaré plasmado mi nombre para no ser olvidado.
Ella: Si no la está pasando bien espero me lo diga. Sepa usted que olvidarlo será difícil, pero no imposible.
Él: Es usted muy amable, agradezco su interés. Quiero que sepa que la vida es muy extraña o tan perfecta qué simples seres como nosotros no la entendemos ni aceptamos del todo. Lamento profundamente no haber venido antes pues de seguro me habría quedado… Digamos que así tenía que ser.
Ella: Pensaba lo mismo pero usted ya lo ha dicho y lo he entendido, pero ¿Algún día te establecerás? O ¿Serás siempre libre? Discúlpeme usted, no tiene el porqué contestar a ello.
Él: ¡No contestaré! Solo espero que al irme y regresar sea tan bien recibido como ahora.
Ella: ¿Procura usted ser significativo? ¿Tiene intenciones de regresar?
Él: Espero ser grato y así poder volver.
Ella: Mi mente esa que usted intenta seguir penetrando, si esas son sus intenciones personales. No me confunda se lo pido y podrá regresar con facilidad… no guarde silenció ¡Quiero su respuesta!
Él: ¿Confundirle? Jamás lo he querido. Expandiría su mente y le haría ver algunas cosas que puede desconozca. Seguro estoy de que usted sabe cuan mojado y jabonoso está el piso, sabe que puede caer, pero su pisada es ¡Firme!
Ella: Pondría mi firma en ello, pero ¿No le preocupa? Entonces no queda más que dejarle hacer su trabajo y poner mi firma donde sea requerida.
Él: Lo que realmente me preocupa es perder el sentimiento qué hemos creado. Sé que cuando estoy acá en tu mente, existe un refugio para mí, al que quiero regresar hasta que sea despedido.
Ella: El sentimiento no se perderá si se sabe cuidar. Aunque si será despedido porque no regresaras y tal vez yo te esté esperando…
Él: Lo cuidare y si algún día no regresare…
Ella: Es usted un villano de esos que no se deja de amar, llegas y cambias mi vida, has disfrutado lo bueno; sé que lo malo hace falta porque así se aprenden las mejores lecciones. Ha sido un placer, quiero sepa que es usted un villano porque es quien se irá. Han sido sus palabras y ha sido mi pensamiento. Antes de imaginar su próxima partida quiero sepa que le olvidaré pero, su llegada jamás saldrá de mi ser.
Él: Has eclipsado mi mundo con tus palabras, puesto que quiero tomarte con tal fuerza y deseo para que lograras ver en mis ojos que mi partida es solo el paso a tu verdadera felicidad. Soy el villano y lo acepto pues, el niño que fui aprendió poco y el joven que fui aprendió mucho, ambos con heridas que no le dejarán ir más lejos de donde ha llegado.
Esa fue toda su conversación. Les vi partir y sabía que no regresarían uno al otro… les grité hasta ahogarme, les insulté pero estoy muy lejos de ellos. Quería supieran les he visto desde hace tiempo, quería que ella supiera que añoraba llamarle mamá, quería tomar su rostro con mi pequeña mano y sin que me entendiera supiera que yo la había elegido entre todo un mundo, quería él me tomara en sus brazos y protegiera de ambos por siempre, quería jugar con él cada día y verlo amarla y no es así…
Aún recuerdo cuando los vi por vez primera…