Bravo por Toby Driver. Después de dos discos que detesté o me aburrieron con Kayo Dot, el Blasphemy de 2019 es refrescante. Sin llegar a la mezcla de post-rock, doom metal y música experimental tan bien balanceada de Hubardo y lejos del metal experimental de sus comienzos, el disco tampoco es gobernado por las atmósferas sintéticas y relajadas más recientes.
Manteniendo la vibra electrónica de Coffins y Plastic House, así como su trabajo solista, el ahora cuarteto parece tratar de hacer su disco más rockero o basado en guitarras en muchos años, permanenciendo difíciles de clasificar o definir. Con interesantes percusiones, varias capas de guitarras y un elaborado trabajo vocal que muestra el amplísimo rango de Driver para rememorar lo salvaje y lo suave, el disco se queda en términos medios.
Me escasean las ideas y las palabras para explicarlo. Es indefinible y aún así digerible. Hay gran experimentación sónica, canciones basadas en guitarras, técnicas que toman prestadas de otros géneros, orquestaciones a medio camino con riffs rockeros y una forma extraña de pop experimental que atrae.
En un terreno entre el space rock y lo psicodélico, me recuerda tanto a Porcupine Tree como al War of Roses de Ulver. Acompañado del guitarrista Ron Varod (Sabbath Assembly) y los bateristas Leonardo Didkovsky y Philip Price, parecen marcar un nuevo camino más que una llegada.
Claramente es una forma perversa de músicos con experiencia en el metal extremo experimental de entrar a producir, de forma muy pulida, otros estilos, para usar tanto las trumpetas como el tremolo picking para describir al universo bajo una nueva mecánica.
Mi tema favorito, con gruñidos vocales incluidos, Vanishing Act in Blinding Gray.
Lo puedes escuchar aquí https://kayodot.bandcamp.com/album/blasphemy