La elegancia del buen decir

Amable gente de Steemit, como lingüista y como hablador apasionado, me preocupan algunos giros que toma el uso de la lengua española y el lenguaje mismo. Acá un texto reflexivo. Espero les guste.

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La elegancia es un tema de mucho trajinar en ciertos círculos sociales y, además, constituye uno de los componentes accesorios más relevante de la personalidad. Nombres del mundo del espectáculo, del deporte, de la política, personajes literarios e íconos cinematográficos, son muestras fehacientes de la elegancia en épocas y escenarios diversos.
En estos términos, en los últimos años el tema de la elegancia pareciera estar sólo vinculado con la moda y, en muchas ocasiones, se relaciona exclusivamente con el uso de ciertos accesorios, con el vestido y el calzado de marca, creados famosos diseñadores amparados en un vasto sistema publicitario. Existen, sin embargo, otros elementos que son complementos sustanciales de la elegancia física, por darle un nombre, tanto masculina como femenina: los ademanes, las posturas, las actitudes y… El Lenguaje. Sobre este último afinemos algunos detalles particulares.
Aunque mayormente no es tomado en cuenta con la dedicación y empeño necesarios, el cultivo del lenguaje forma parte inseparable del estilo y de la personalidad. El uso del lenguaje es símbolo inequívoco de elegancia, traducido en el buen decir y el buen escribir. Eso implica conocer la lengua, sus estructuras, sus variantes, sus normas, sus giros y sus gracejos; desarrollar con prontitud competencias para lograr una agradable modulación y articulación. Lejos de la falsa impostación, el amaneramiento, la exageración en la articulación de ciertos sonidos, la ultracorrección, el lenguaje rebuscado, la elegancia en el decir se cubre de pulcritud fónica, se nutre de la riqueza léxica del hablante y se muestra con natural espontaneidad, características propias del buen orador y del buen conversador que es una de las facetas más ricas del usuario de la modalidad oral lengua.

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Es admirable en la mujer su buen tino para seleccionar las frases y palabras que concuerden con su personalidad y con su rol de género, factores que aunados a su elegancia natural le proporcionan el garbo necesario para ser centro de atracción. A mi entender, el hombre adquiere sentido de respeto, de admiración y don de caballero cuando el manejo de su léxico responde a un estilo agraciado, despojado de altisonancia y salpimentado por un dejo lírico que lo hace señorial.

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El éxito personal y profesional se vincula de manera directa con el buen uso del lenguaje. La capacidad para conmover, convencer y persuadir, características muchas veces naturales, propias de la elocuencia innata con que cuentan algunos hablantes, son el trampolín al éxito del buen hablador. En conclusión, el uso del lenguaje debe estar revestido con un toque de originalidad y de elegancia estilizada, marcadas ambas por un ritmo sosegado, una modulación agradable, una voz timbrada y un tono con matices moderados, que garanticen el accionar efectivo del hablante en cualquier situación comunicativa de la sea partícipe.