La noche me arrastra hasta este sitio, había jurado dejar de perderme en las orillas de la luna, y de divagar constantemente, pero han pasado largas temporadas donde la ausencia de una sonrisa sincera, el abrazo de alguien que te ama te cubre por las noches.
Pasan las noches y los días, unos tras de otros prolongandose en largas madrugadas, donde la tortura es dada al alma por aquellos hechos que consideramos pecado, el haber negado un dulce, una sonrisa, un abrazo, la ausencia de tus padres, el dolor que te provoca saber que mas de una vez actuaste mal, tomando una decisión desastrosa que hasta la fecha te amarga, la vida.
Cuando dolor puede soportar un alma herida, cuando puede perdonarse a si misma por errores que nos hacen humanos, que demuestran lo poco o mucho que valemos o la conciencia de que un acto mínimo, un desaire puede causar con el transcurso del tiempo. No hay maquina del tiempo que te permita viajar a ese día, en ese momento para cambiar tu decisión.
Jure que no iba a volver aquí a este rincón donde los rencores y los dolores se unen en tu propia contra y hacen realidad aquel dicho de que "el peor juez de tus actos, eres tu mismo", entonces hay que empezar a perdonarnos a buscar la paz, el amor que sane el alma; amar y aprender a dar amor, perdonar tus errores y remediar a tiempo las heridas, no somos personas horribles, somos humanos y equivocarnos da constancia de nuestra humanidad.