En primer lugar, debes garantizarte la seguridad en ti mism@, tus valores y tus sueños. Desde allí el reto: ¡Mundo a conquistarte voy! Pero, alerta, con los pies sobre la tierra y los objetivos bien diseñados, por supuesto eso incluye estrategias. Es decir mi querido joven o no tan joven, que con gran valentía vas en busca de mejor vida para ti y tu familia. Debes pensar en como puedes lograrlo, establecer todos los contactos que puedas con tu lugar de destino, informarte sobre la historia de la nación, su economía y fuentes de empleo, así como sobre las migraciones que ha recibido y la reacción popular hacia ellas. No vas a cambiar lo existente, pero irás mentalmente preparad@ para evitar desagradables sorpresas y puedes llevar estrategias pre-diseñadas para situación posibles no deseadas.

La observación directa, una vez en tu destino, será altamente productiva, conviértete en alguien dispuesto a aprender cada segundo de tu vida. Observa comportamientos de las personas, aprende términos y expresiones característicos, decídete a preguntar aquello sobre lo que tengas dudas y no reacciones por suposiciones sino por hechos comprobables. Estarás haciendo un esfuerzo titánico en esta etapa de adaptación, pero será un gran trabajo a tu favor, ya que podrás caracterizar tu nueva situación yen la medida que más conozcas de ella, mayores posibilidades de encontrar opciones para desenvolverte éxitosamente.

Estrategias aplicadas hasta este momento:
• Diseño de tu objetivo, para la realización de tus sueños.
• Observación indirecta y observación directa.

Continuamos:

• Almacenar anclas para controlar diversas emociones negativas. Esas anclas deben vincularte con la emoción positiva que te ayudará a contrarrestar las negativas que puedan aparecer. Ten a tu disposición un paquete de anclas, algo así como un botiquín de primeros auxilios.
○Amor, afecto.
○ Seguridad emocional
○ Confort
○ Éxito
○ Fortaleza ante resultados no esperados
○ Y cualquier otro elemento que tú consideres importante.
Estas anclas debes practicarlas, así como la llamada para acceder a ellas, bien sea un silbido, un suspiro, pasar la mano sobre la frente o cualquier gesto o sonido o sensación táctil, que sea fácil de actuar y no sea llamativo para los demás.

La comunicación es un factor esencial. La interacción verbal es fundamental para establecer lazos positivos con las otras personas. Practica tu forma de comunicarte, el primero y más especial receptor de tus palabras eres tú mism@. Coméntate tus sueños, tus aspiraciones, los éxitos aún no logrados, los que ya hiciste realidad. Siéntete feliz con lo logrado: bríndate una cerveza o un helado, si tienes pareja o un mejor amigo, compártelo con ellos, de no ser así, disfruta intensamente tu triunfo.

Ve ahora por los éxitos no logrados. No te lamentes, ¡no te desanimes! Revisa los pasos que seguiste, las estrategias. Sigue tu corazonada y ¡haz cambios! En el mismo objetivo, en los pasos, en las herramientas. ¡Arremete de nuevo! Repitiéndote que tú puedes y sólo debes esforzarte de nuevo y hacer los cambios necesarios. Ya que, al hacer lo mismo obtendremos (probablemente) los mismos resultados. ¿Si dejaste tanto detrás de ti, por qué no hacer un cambio en la forma de actuar?

Decide qué cambio harás y sigue adelante. Puedes compartir con otros pero es tu decisión y eres tú quien sabe realmente con que cuenta.

Para comunicarte con los demás. El espejo es tu mejor oyente para las prácticas. Habla frente a él lo que quisieras decir a otro, escucha tu tono de voz, la fuerza de tus palabras. ¿consideras que son los adecuados? Ensaya hasta que logres estar satisfech@ con tu discurso. Y la expresión. ¿Qué dice? ¿Apoya las palabras? Debe manifestar seguridad, armonía con el discurso expresado. La corporalidad en general, debe estar en el mismo tono que el discurso. Alguien que va a pedir trabajo con su corporalidad en actitud de derrota, tiene un alto porcentaje a favor de la derrota.

Los ojos, la mirada. Firme y sincera. Sin generar incomodidad por quedar excesivamente fija en los ojos del interlocutor, pero evitando ese aspecto huidizo que ocasiona desconfianza en quien mira.

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