Mi primera vez en un Incendio Forestal

Nunca me imagine que estaría tan cerca de las llamas. Era tan caliente y ardía tanto que debía tapar mi rostro para que la fuerte radiación del fuego no me diera directo a los ojos.

Fue totalmente inesperado. Desde lejos ya se veía todo lo que había consumido el fuego y al llegar a la parte alta de la montaña solo pude ver una gran flama ardiendo, consumiendo la plantación de Maíz de un hombre que habitaba en las cercanías.

Pero repentinamente el viento empezó a ser cada vez mas fuerte, alimentando mas y mas la capacidad para devastar de las llamas y nuestro equipo no contaba sino con herramientas de mano y una mochila aspersora con unos 20 litros de agua.

El fuego creció y paso al otro lado del camino, subiendo y consumiendo otra gran parte del terreno. Es en ese momento cuando se decide por donde empezar a combatir al gran elemento. Solo esperábamos una pequeña oportunidad para enfrentarlo y de repente.. El fuerte viento ceso y en el instante en que bajo la intensidad del fuego procedimos inmediatamente a sofocar y liquidar.

Como novata que soy este era mi primer incendio y la mezcla de sensaciones era incontrolable. Cada vez que el fuego se acercaba sentía como si hiciera hervir la adrenalina dentro de mi, y creo que se notaba porque uno de mis compañeros de mayor rango me seguía repitiendo: "CUIDADO, QUÉDATE DETRÁS DE MI Y SÍGUEME".. Ellos se encargaban de controlar la mayoría y yo remataba las pequeñas llamas que quedaban.

A mi alrededor todo estaba en cenizas hasta habían troncos y ramas humeantes, pero el trabajo aun no estaba listo porque aun quedaban algunas llamas montaña abajo.

Antes de empezar el descenso hasta el sitio personas de esa comunidad nos ofrecieron agua para poder hidratar nos. Yo tenia mi botella casi vacía así que bebí un poco y la llene antes de seguir. Nos dividimos en dos grupos, uno bajo por el flanco derecho y nosotros por el izquierdo. Cualquier foco que nos encontrábamos en el camino era inmediatamente sofocado.

Pero mientras mis compañeros seguían adelante, la velocidad del viento cambio y venia justo de frente. La cantidad de humo y cenizas que arremetía hacia mi, era grande y se me dificultaba respirar y mis ojos no dejaban de llorar por la cantidad de humo y cenizas que en ellos entraron. Sabia que estaba segura porque había hecho lo que me enseñaron; ir a la zona que ya se había quemado en caso de que el fuego se aproximara y de esa forma no tendría combustible para llegar a mi.

Después de que todo se calmara seguí junto a mis compañeros hasta que nos encontramos con otros combatientes, eran voluntarios. De eso estamos dependiendo para proteger nuestras verdes montañas, sin los grupos voluntarios estaríamos en gran apuro.

Seguimos bajando la montaña hasta que nos encontramos con el resto de personas, solo unos cuantos estaban alejados terminando de apagar las ultimas llamas que quedaban. Ya para ese momento habíamos dado por terminado el trabajo, terminamos de bajar hasta la carretera al pie de la montaña en donde nos esperaban para retornar a la sede y descansar.