Estoy por aquí otra vez publicando otras cosas de mi vida que quiero compartir. Como lo dije en mi anterior presentación, yo vivo en Mérida, Venezuela y con estos posts, quiero tratar de hacer que los que se quieren ir del país, cambien de opinión al respecto, demostrándoles que este es una gran nación y que no vale la pena irse. A los que no han leído mi primer post, los invito para que lo hagan y para que por favor, le den un voto.

Como ya les había contado, yo vivo en un bello lugar de los Andes Venezolanos llamado SAMARKANDA. Allí, a pesar de todo lo malo que está sucediendo en este país, mi familia, algunos amigos y yo la pasamos relativamente bien, viviendo en armonía con la naturaleza.

Les cuento que mi casa fue construida inicialmente con la intención de que fuese una posada. Desde el principio su propósito fue el de hospedar a turistas amantes de la naturaleza que quisieran pasar uno días en tranquilidad y en contacto con la vida silvestre para tener una experiencia natural, además de disfrutar de los jardines de bonsai y otras áreas de esparcimiento que podemos ofrecer al visitante. Poco a poco fuimos realizando algunas construcciones. Últimamente no hemos podido hacer mucho por lo que pasa en Venezuela, pero mientras tanto mantenemos alquiladas unas habitaciones, allí viven varios amigos y entre todos compartimos la vida, formando una especie de comunidad.

Con fines turísticos, construimos hace ya algún tiempo, una pequeña pero bella piscina que se llena directamente con el agua del río. Se le hizo una cascada con un arreglo de cerámica. Había una máscara vieja de dragón marino que por mucho tiempo estuvo olvidada en mi taller; la recogimos, la adaptamos y le metimos una tubería por dentro de tal manera que al abrir una llave, de la boca y de los ojos de viejo monstruo brota el agua. Innumerables tertulias se han desarrollado alrededor del pequeño pozo artesanal.

EN EL JARDÍN hay árboles gigantes de más de 40 metros de altura. Hay una gran variedad de especies de árboles como pinos, cipreses, fresnos, cedros, araucarias, taiwanias, criptomerías y sauces que embellecen nuestro entorno y refrescan el ambiente con su sombra.

Estos árboles son un perfecto refugio para una gran cantidad de aves que revolotean por los alrededores llenando el ambiente con sus armoniosos cantos. Por todos lados construyen sus nidos y frecuentemente vemos como nacen nuevos pajaritos.

En nuestro entorno hay muchas especies de aves, como el Cardenal Alinegro (Piranga olivácea), la Pava de Monte (Pauxi pauxi), el Tucán Pico de Frasco (Aulacorrhinchus prasinus), el Colibrí Coludo Azul (Aglaiocercus bringi), el Gallito de La Sierra (Rupicola sanguinolenta) y el Azulejo Montañero (Thraupis cyanocephala) entre otras especies. El Azulejo Montañero está representado en la imagen de abajo, el ejemplar es un pichón ya desarrollado que para el momento de tomar la fotografía, estaba aprendiendo a volar.

La increíble variedad de pájaros que se pueden encontrar, hacen de la zona en que yo vivo, un lugar muy apetecible para ornitólogos y amantes de las aves.

En SAMARKANDA viven también otras especies de animales. El sitio está ubicado en lo que llamaríamos la selva nublada andina y hay muchos representantes de la fauna autóctona de la región. Aquí se consigue la Ardilla Sudamericana (Sciurus granatensis), el Conejo Paramero (Sylvilagus andinus), el Armadillo de Nueve Bandas (Dasypus novemcinctus), la Musaraña de Mérida (Cryptotis meridensis), la Zarigüeya Andina (Didelphis albiventris), que por alguna razón que yo desconozco, los campesinos de la zona la llaman "Faro", un pequeño venado llamado “Locha” (Mazama Rufina) y otros pequeños mamíferos que habitan los bosques cercanos a mi casa. En alguna futura entrega les voy a hablar un poco más detalladamente sobre las diferentes especies de animales que habitan los Andes Venezolanos.

Por ejemplo, en los alrededores de mi casa se puede ver la famosa mariposa 98 (Diaethria neglecta), también llamada 89, bueno, depende desde donde se mire. Es muy especial entre los libros de entomología por el número que se puede ver en sus alas. Se encuentra en los bosques andinos de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y por supuesto en Venezuela.

En SAMARKANDA también viven algunos animales domésticos que le dan vida al entorno: perros, gatos, gallinas y otros seres vivos comparten con nosotros la tranquila vida que llevamos. Para mí todos son importantes pero los perros ocupan un lugar muy especial en mi corazón ya que nos acompañan y comparten muchas vivencias con nosotros, además nos cuidan de cualquier peligro que llegue a presentarse.

Bueno amigos, espero que les haya gustado lo que publiqué esta vez. En la próxima entrega voy a hablar un poco sobre el trabajo que desempeñamos mi familia y yo, para sobrevivir de una manera digna en este inestable país.