Con dejarte me dejo a mi

Es cierto que tu luz se fue apagando, y muchos no entienden que te puedo aún ver.

Es cierto que parece que me vas olvidando, y que en tu vida no soy menester.
Me cuesta encontrar en tus ojos la mirada de sol brillante que fue, pero allí está, la veo velada tras nubes de dolor, dolor en el que probablemente yo participé.
Tu presencia no luce como la primera vez que te vi, ahora todo parece un hermoso ensueño que contigo viví.
Tus recuerdos llenan mis pensamientos de agudas espinas que me hacen no volverlos a evocar.
Y es que el solo hecho de recordarte como eras cuando a tu vida llegué, nubla mi mente, inunda mi alma y entonces mis ojos se desbordan.
Antes nos hemos separado, si, pero siempre, lo admito, yo a ti regresé. Yo te busque, y allí te encontré y en la distancia que hubo juré no apartarme de ti otra vez. Mi desapego fugaz me recriminé y anhelé entonces rozarte tan solo una vez.
Hoy cuando luces tan ausente, ya no puedes reclamarme. En tu lejanía que no puedes abrazarme y no creo que ya me sientas abrazarte.
Aun hoy me aferro con insistencia a lo que fuimos, a lo que vivimos y a lo que logramos, y a veces en mi esperanza percibo que también quieres luchar y que con tus débiles dedos me intentas asir, tener y retener, entonces por el breve momento en que nos encontramos vuelvo a confiar, vuelvo a entregar, vuelvo a creer.
Amargos son los momentos en que siento que te soy tan indiferente y que nuestra suerte te da igual, parecieras apartarme con todas las fuerzas que no tienes ya y lanzarme a la penosa aventura de encontrar a alguien más a quien darle lo que soy, y ocurre que lo que soy es lo que de una u otra manera me has llevado a ser solamente con tu ser.
Tu desamparada presencia me hiere tanto que me cuesta respirar, ¿cuánto de mi esta en ti? ¿Cuánto de ti queda todavía en mí?
Tristemente anhelo que algún día pueda pensarte sin que se llene mi pecho de frío dolor, y es que tal vez, encuentre a quien me tome y me acaricie el alma, tal vez encuentre a quien llene mis pensamientos y los ordene a cabalidad, a quien me ayude a terminar las frases que quedaron rotas, a concluir las historias que contigo comencé, alguien que me acompañe a llegar a mi plenitud, que también sostenga mi mano en mi último aliento, y que cuando deje de ser, en su eternidad me abrace, pero siempre, siempre desearé que seas tú, y sé que así será porque en donde yo este, tu vas a estar.
¿Es esto amor? Muchos dirán que no, y ya no lo sé… solo sé que con dejarte, dejo de mi y que al irme tu irás conmigo…