Ícaro y el Sol

in cervantes •  7 years ago  (edited)

En el espacio sideral lo veía, lo estudiaba, lo conocía, el astro espacial allá en el centro de la galaxia, sentía como sus llamaradas sobresalían de él, aun siento la envidia de los otros de que puedan estar más cerca de él, de que puedan sentir su calor, de que ellos puedan comunicarse, pero no es así como me pienso, si antes, pero no ahora. El pasado me entristece, el presente me agobia pero el futuro, me intriga.

Aún recuerdo cuando lo vi por primera vez, cuando sentí y era parte del algo tan grande, tan complejo, tan ambiguo que todo tiene que girar a su alrededor. Recuerdo los primeros eones posteriores a la desaparición… no, a la transición de Génesis, cuando su cuerpo se expandió y a la misma vez que su energía fue repartida a cada rincón del universo. Yo era polvo, era luz, era calor. Cuando tome mi forma, una pequeña, muy sólida y fría, sentí desesperación, no había nada, no sabía dónde estaba, pero me aterraba más no saber que era, y que estaba ocurriendo; no fue hasta miles de eones que aprendí a materializarme, cuando decide dejarme llevar, y a no hacer más preguntas, sin más dudas, sentí algo, giraba, me tambaleaba, tenía un cuerpo, una vez que inicie, no me pude detener. Me di cuenta que no solo era capaz de aumentar mi masa sino que podía acumularla a pequeñas distancia de mí, como dije, no podía detenerme, y sin darme cuenta vi algo, el astro de estelar estaba más cerca, veía a mas como yo caer a su tentación los veía pasando por su ascensión, así como génesis, se expandieron y partes de ellos se dispersaron por todo el cosmos. Los veía, fueron cientos de ellos, uno de sus fragmentos paso a mi lado y lo escuché –Apolo- Me dijo, así se llamaba la estrella más grande.

El fragmento en llamas cayó en otra forma de roca, era una azul, el fragmento impacto y todo cambio. Veía como sus figuras de color verde se quebraban una por una, algunas desaparecieran mientras el azul cubría cada vez esa… Esfera, sea lo que sea no se traba de solo roca, era más que eso, ver como los colores se mezclaban, el rojo, el verde y e azul convergían. Seguí mirando pero no en eones, decidí medir el tiempo, quería saber que pasaba exactamente, sin sentir que se me iba de las manos. Luego del golpe, las cosas cambiaron, los años pasaban. Comprendí que había vida, sentía que era más que una roca, había calidez y ruido, mucho ruido, note que cada vez que miraba el planeta que me intrigaba, me di cuenta que estábamos conectados, sentía como el agua y que podía influir en ella, podía comunicarme con la esfera.

Lo primero que hice fue sencillo, quise saber su nombre, me dijo que no lo sabía pero la vida que hay sobre ella le había dado muchos, pero conocía muchos más que no le pertenecían, pero que existió uno en particular que le gusto: Era. Era cambiaba muy rápido, me contaba sobre como la vida sobre ella, surgía, renacía, aprendía, le decían evolución, me decía que la vida sobre ella se llamaban plantas, animales, humanos, y que descubrieron mi influencia en ellos, y como les daba energía, también descubrieron que el astro estelar al que llamaban “sol” les proporcionaba mucha más energía pero que también los lastimaba.

Era me dijo que empezó a odiar la vida, sobre todo la que está sobre ella, le hacían daño, y se hacían daños ellos mismo, había mucha maldad, bondad usada como un escudo frente a las miradas de muchos, me decía que ya estaba cansada, sabía lo que pasaba, y ella también. Moría, y sufría lentamente, me dijo que lo único que la hacía sentir mejor eran las historias, aprendía mucho y que todas ellas, sus favoritas eran las que hacían las personas jovenes, siempre decía que la vida en ella era salvaje, pero que las historias son las criaturas más salvaje que pudieran existir, conoció una de la cual ella me siempre me la recordaba, decía que aquellos que le dieron el nombre de Sol a Apolo, era el nombre de un poderoso guerrero del cual los humanos alababan, decían que era el dios del Sol: Apolo. También me conto que el mío era representado por Artemisa, pero que entre tantas historias, de las cuales me daban mil nombres diferentes, era Ícaro el que más le gustaba –Son el Ícaro y el Sol, no te acerques mucho o podrías quemarte- Me dijo al mismo tiempo que el último ser vivo sobre ella moría, dudaba y se negaba a mirar el sol, por última vez. Ya no era azul o verde, o gris, era un rojo oscuro. Mientras se calentaba se desintegraba y perdía trozos de ella como si de una rosa se tratase hasta que su núcleo estallo; no se dispersó por el cosmos como otros planetas, me hubiera gustado que pasara, tal vez ella habría dado vida así como se la dieron a ella, pero esos pedazos se quedaron cerca de que lo hoy era su cadáver, una vez más, estaba en la soledad.

En la penumbra del espacio sideral, solo había frío y silencio, sin nada a que estar vinculado los años pasaban más rápido, ya no tenía seguridad de cuánto tiempo transcurría, veía al astro solar, lo estudiaba y trataba de entenderlo, pero solo sentía su calor, sentía su presencia, lo sentía cada vez, más cerca, más grande, cuando decidí alzar la vista, vi lo que ocurría, todas esas representaciones de los dioses en el espacio había sido destruidos, sus fragmentos viajan lentamente dejando una estela dibujada en el espacio, era todo muy hermoso, era muy cálido, y era el momento. Estar cerca de él no fue como esperaba, no fue lo que quería, pero si lo que nos depara es igual que los humanos luego de la muerte, no hay anda de malo en estar feliz, si puedo encontrarme nuevamente con Era, abrazare el fuego como siempre lo quise desde hacer.

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Model: @gabrielawrites
Photography by @percyhgalavi

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Una pieza muy hermosa y poetica. La disfrute mucho.

Muchas gracias por tu opinión :3 haré el esfuerzo por publicar más cosas así.