Estaba sentado atendiendo aquella clases de matemáticas, al salir en un parpadeo ya estaba en una clase de historia de Venezuela y en minutos escuchaba aquella clase de inglés , llegaba la hora de salida y juntos todos dejábamos las aulas para ir a casa. Al siguiente día se repetía aquello y al otro día también, era una rutina que semana tras semana vivíamos pero aquellos años lo vivíamos intensamente. Durante las noches, salíamos en grupos con nuestras sillas de extensión al hombro con nuestros libros y cuadernos, íbamos en busca del conocimiento en un lugar tranquilo donde solíamos estudiar por horas. Una vez allí, en una plaza, en una esquina y muchas veces en una calle de las más apartadas de mi pueblo natal, un conversatorio se hacía acompañar de horas de estudio. Era como una película que día a día le agregábamos un capítulo más.
Aquellos tiempos contrastaban con aquel decir “juventud divino tesoro”, la vida la vivíamos entre papeles, libros, anécdotas, paseos, estudio y recreación. Todo nos lo daban aquellos queridos padres que solo esperaban de nosotros lo mejor.
En mi largo caminar por la vida, han sido muchos los encuentros casuales que he tenido con alguno de aquellos amigos, amigas y maestros con quienes muchas veces compartí momentos felices. Y ello ha sido grandioso, recordar es vivir, y volvemos a sentirnos jóvenes.
Después de 50 años, con la novia de aquellos tiempos, hoy mi esposa, me encuentro reviviendo aquellos años de oro.
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Ramonosky
Excelente y bella historia, mucho éxitos ramonosky
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